Por obra del destino, me crucé con el tipo de persona que más detesto, no me di cuenta que poco a poco él se volvería importante. Por alguna razón, sentía que no era bueno y que no terminaría siendo bueno. Me confíe y pensé que nada malo volvería a pasar. Pero, por poco se me olvida que las personas, por mucho que no quieran, siempre se equivocan. Y aunque no este en ellos fallarte, terminarán callendo, y si querer rompen su más preciado tesoro.