PREFACIO SOPHIE retrocedió a trompicones, acercándose a sus amigos mientras una jaula de llamas amarillo neón estallaba a su alrededor. El calor le lamía la piel y el humo le ahogaba los pulmones mientras los Extranjeros avanzaban, sin sus capas negras, sin sus disfraces. Ya no se esconderían más. Los Neversos gritaban insultos y advertencias en los que Sophie intentaba concentrarse, pero su mente estaba demasiado obsesionada con otras palabras. Truco. Trampa. Traidor. La última palabra le impidió mirar a una de las figuras a los ojos. Otra traición. Otra mentira. Sophie estaba harta de todo aquello. Cogió su colgante: el signo del cisne tallado en frío metal negro enroscado alrededor de un trozo de cristal liso. Aún no comprendía por qué el Cisne Negro se lo había dado. Pero sabía lo suficiente de su poder como para darse cuenta de que era su mejor oportunidad. Apuntó el cristal hacia los rayos menguantes del atardecer, dejando que el rayo abrasador de luz blanca se refractara hacia las llamas de Everblaze. Era hora de combatir el fuego con fuego.