Los choques de espadas en pleno campo de batalla era tan solo un ruido sordo con los gritos y el crujir de huesos, ambos peleando por su pueblo, por su gente quiénes sufrían por la independencia. Aunque no podían evitar el destino, siempre que podían se iban a escondidas y tenían sexo, porque desde la primera vez que se vieron en aquellas llanuras sabían que sus vidas cambiarían. Omega y Alfa. Marcos y Agustín. Un omega con el cuerpo de un alfa y un alfa con el cuerpo de un omega. Tan distintos pero iguales que se completaban entre sí, encajando perfectamente. Advertencia: Errores ortográficos, mala narración y escenas explícitas. Relación homosexual. NO AL PLAGIO A MENOS QUE AUTORIZE.