Siendo realista, Regulus Black odiaba su Isla. Era pequeña, anticuada y tenía los olores más extraños que existían. Y el nombre... ¿Quién mierda decidió que se debería llamar la Isla de los Perdidos? Porque él no era un Perdido. Él sabía lo que quería, cuándo lo quería y cómo lo quería. Y más allá de todo eso, él sabía cómo obtenerlo. Así que sí, él no podría ser un perdido. O En donde Regulus llega al Valle de Godric y se da cuenta de que podría estar un poco más perdido de lo que quisiera admitir.