Un sacerdote no puede casarse. Un sacerdote no puede abandonar su rebaño. Un sacerdote no puede abandonar a su Dios. Pero en este caso es ELLA. Siempre he sido buena siguiendo las reglas. Hasta que ella llegó. Entonces aprendí nuevas reglas. Mi nombre es Lauren Jauregui. Tengo veintinueve años. Hace seis meses, rompí mi promesa de celibato en el altar de mi iglesia y, Dios me ayude, lo haría otra vez. (Adaptación Lauren G!P)