El problema era que a Bill nadie le decía que hacer, hasta que Tom Kaulitz le dio una órden por primera vez. Una obsesión que no sólo los llevó al borde la pasión, los llevó casi al desastre.
El problema era que a Bill nadie le decía que hacer, hasta que Tom Kaulitz le dio una órden por primera vez. Una obsesión que no sólo los llevó al borde la pasión, los llevó casi al desastre.
- pero si me das el collar,todo estará bien pequeño - hablo el de trenzas mirandolo
- pero,no puedo dártelo - dijo el pelinegro mientras mantenía su mirada abajo
- ¿por qué no? - dijo en tono serio e...