Él lo sabía. Sabía lo que estaba por pasar cuando de la nada un día las cartas de amenaza dejaron de llegar, el telefono dejó de sonar en mitad de la noche pero sobretodo lo confirmo cuando su padre dejo de pedirle dinero, es más, ya ni le dirigía la palabra o miraba a los ojos. Así que cuando vió esa camioneta negra impoluta aparcada en la puerta de su resqueajada casa no hizo más que aceptar su destino caminando cual carnero hacia el matadero. No tenía más por hacer, sabía que si intentaba resistirse le iría mucho peor, no solo a él sino tambien a su familia. Sabía que su padre no iba a hacer problema y mucho menos su madre que cegada por el lazo de su alfa no hacía nada más que lo que este ordenase como si de una muñeca de trapo se tratase. -Vengo a por ti Park Jimin- Escuchó nada más traspasar las puertas de su casa. Y él, simplemente no opondría resistencia, ya no