En medio de la luna dos miradas se cruzaban hambrientas de poder cuyo resplandor despertaba los instintos más primarios, movimientos bruscos empezaron a competir inadvertidamente sobre dicho pastizal donde pretenciosamente empujaban al contrario buscando refugio en el otro, las sombras proyectadas por los árboles les recordaba el peligro que acechaba en la noche. Con el corazón palpitando de miedo entre los arbustos y las rocas él lo sabia, la naturaleza de los seres vivos puede ser muy peligrosa.. Sus ojos reflejaban el terror y la emoción mezclada, mientras la luna los iluminaba con su suave resplandor. La criatura solitaria poso su mirada con la de un joven cervatillo, cuya belleza y fragilidad lo cautivaron más allá de la sed de caza. En un gesto inesperado en la quietud del pastizal iluminado por la luna, nació un vínculo improbable entre dos seres que deberían ser enemigos. Un lazo de empatía y deseo que desafiaba las leyes naturales, marcando el inicio de una conexión más profunda en la oscuridad de la noche. La intensidad palpable del crepúsculo y susurro del viento acariciaba sus cuerpos, mientras sus manos se buscaban con anhelo, explorando cada contorno con devoción. Sus labios se encontraron en un danzar inusual y ardiente, uniendo sus almas dejando solo espacio para su pasión compartida y eterna entre lo prohibidamente sublime en medio de en medio de la cacofonía de la noche.