Varias cosas eran ya una realidad clara para Thomas: estaba comenzando su penúltimo año de escuela superior; su familia entera, menos su madre, vivía en otro estado; su mejor amiga era la persona que más quería en el mundo; su padre era una persona inexistente en su vida; y todavía no había dado su primer beso. Estaba contento con su realidad, a pesar de lo solitaria que podía llegar a ser. Lo que no se imaginaba era que la la llegada de un muchacho nuevo a su salón de clases sería el ingrediente perfecto para crear un sismo en su existencia, y volver todo lo que creía realidad de cabeza.