La posición económica de María Fernández Sommerville estaba en peligro. Si quería seguir teniendo el tren de vida del que había disfrutado hasta entonces, sólo tenía una alternativa... conseguir que el famoso Esteban San Román se casara con ella. Esteban, era el hermano menor de los San Román, no aceptaba amenazas ni ultimátum, y mucho menos si procedían del testamento de su abuelo. Pero cuando la deslumbrante y obstinada María entró en su despacho y anunció que se iba a casar con él, Esteban se dio cuenta de que había encontrado la horma de su zapato