Capitulo 19: El principio del fin

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¿Dónde estoy?  ¿Dónde esta él encapuchado?

El lugar se encontraba completamente oscuro y casi insonoro, escuchándose en el fondo el lento caer de las gotas. A su vez sentía que, como si de un congelador se tratase, un frío el cual fácilmente se le podría catalogar como "infernal".

Así pasaron segundos, minutos y horas. Horas de desorientación y de temer por mi vida, horas las cuáles se sentían eternas tal preso en calabozo.

Hasta que alguien abrió la puerta.

Una silueta empezó a avanzar lentamente el área -en ocaciones hasta de manera cuidadosa, como si intentase no tropezarse o mover algo-, en un momento se quedo quieta y simplemente se empezó a reír momentáneamente, sin motivo alguno o razón aparente.

De repente se escucho el chillido de una puerta abrirse, en mi mente tenia la pequeña esperanza de que Jordan hubiese dado hasta éste sitio pero eso solo pasa en los cuentos de Disney... ¿verdad?

De un minuto a otro se escucha una risa de fondo, y sin quedarme clara la voz que se escuchaba cautelosamente, remató su risa con una frase que ya había oído en alguna parte.

— Qué comience el reto -resonaba una voz en el fondo mientras el cuarto iba prendiendo foco por foco-.

Esa voz y esa frase me dejaron más claro lo impensable.

Era él.

Mientras más se iluminaba la habitación, yo seguía pensando en cómo llegar hasta él. Ese hombre fue el causante de éste infierno de "misión", ese hombre si llego a capturarle lograría"redimirme" como policía.

Sencillamente no puedo rendirme a estás alturas.

Ya una vez la sala iluminada, logro ver a una mujer tirada en el suelo. ¿Será ella otra víctima de él? Sinceramente no lo se, me le acercaría pero quizás me ataque simplemente por creer que soy yo su secuestrador... me toca esperar que se despierte por su cuenta.

— Es hora de despertarse, teniente April -comenzaba a reír mientras ella se iba poniendo de pie, desconcertada cómo era de esperarse- su primer y ultimo desafío esta apunto de comenzar.

Ella voltea a verme con la mirada pérdida, su cuerpo y parte de la cara portaba varias cortadas y moretones las cuales posiblemente se las hayan hecho por tortura... ¿Pero por qué si ella, en teoría, no ha hecho nada malo?

— Éste es uno de mis retos favoritos, él cuál me gusta llamarle "zogsoj baina" -reía para brevemente toser y seguir hablando- esté desafío es fácil de entender: el qué quede vivo gana. En el medio de la habitación hay una escopeta doble cañón la cual les facilitará su trabajo. Que el mejor quede en pie... ¡Que comience el reto!

"¿La tengo que... matar?" Me repetía una y otra vez en mi cabeza, estoy sudando frío y temblaba como si estuviera en una cita con la chica que me gustaba. No se que carajo hacer y jure que no iba a matar a otra persona... al menos que fuese inocente.

Empezaba a avanzar lentamente en la espaciosa sala en la que me encontraba, mirando a los lados para encontrar la escopeta para utilizarla en contra de ella en todo caso de que no quisiese colaborar. Creo que ella estará pensando lo mismo que yo, así que mejor prevenir que quedar con un disparó en el pecho.
Y es que me sabe mal tener que llegar a ese extremo ya que si no fuese por ella no hubiese empezado desde 0 al menos en esta ciudad... y ahora tener que hacer esto me sienta mal.

— Allí estás -digo en voz baja al localizar la escopeta, esta se encontraba al fondo de la habitación, justo entre donde se encontraba April y yo-.

Miro rápidamente a April, ella me devolvió la mirada frunciéndome el ceño y fugazmente voltea a ver el marco donde se encontraba el arma para luego volverme a dirigir la vista.

La batalla a comenzado.

Ambos salimos corriendo hacía el marco cogiendo yo la delantera, ella para contrarrestar la velocidad de la cual le estaba sacando ventaja, se lanza hacía mi rodilla. Derribándome en el acto y jodiendome un poco la pierna derecha.
April siendo más ágil que yo consigue montarse encima de mi para comenzar a pegarme en repetidas ocasiones con sus puños o codazos en lo que me tardaba en cubrirme. Odio haberla obligado a entrenar MMA conmigo.

Ya algo desgastada de su frenético ataque, logro quitármela de encima para que, en un movimiento rápido de mi parte. Posicionarme fácilmente en su espalda y comenzar a asfixiarla, tal y cómo pasaba casi siempre en nuestros sparrings.

— Aún cayendo en la misma sumisión -le decía casi que susurrando a una debilitada teniente-.

— La diferencia es qué en los entrenamientos yo no podía hacer esto.

Ella en un movimiento desesperado me muerde ferozmente el brazo, liberándose de mi agarre. April se pone rápidamente de pie y consigue llegar al marco donde reposa el arma con la cual, posiblemente, reciba el castigó que merezco.

Yo logro ponerme de pie pero ella me tumba dándome un golpe con la culata para posteriormente ponerse encima mío con una rodilla mientras me apuntaba directo a la cara.

— ¿Algo qué quieras decirme?

— Si... en realidad no me llamo Armando, yo soy Dante Randford -ella se me quedo mirándome de manera dudosa, como si solamente le estuviese diciendo esto para retrasar lo imposible- soy el hombre que mato a su esposa y a su amante de 4 disparos a sangre fría... -remato mientras una lágrima empezaba a recorrer por mi mejilla-.

April quedó sorprendida, si fuese en otra situación ya estuviera detrás de las rejas. Pero este es el castigo merezco, aunque se que en la otra vida no la volveré a ver, esperó algún día reencontrarme con ella aunque mi alma se pudra en el infierno.

— ¿Cómo se llamaba ella?

— Ahora eso no importa... acabemos con esto.

Ella me acercaba mas el cañón a la cara — Dije, ¿cómo se llamaba?

— Sophie Ramos...

Se hizo un silencio por unos segundos, silencio que se hacía eterno. Hasta que la teniente, en un mensaje algo esperanzador dijo:

— Espero que se vean en el cielo, aunque eso sea imposible...

Ella apretó el gatillo pero algo raro con el arma, el disparo en vez de dirigirse hacia mi, el arma le exploto en la cara. Desplomándose justo a mi lado con la cara desfigurada por los cartuchos y la explosión de la escopeta... April había muerto.


Estaba paralizado, se supone que era mi hora... se supone que yo tenia que morir.

De repente se escuchan risas de fondo y aplausos del único que quedaba vivo en la sala, dejándose ver luego de observar su "espectáculo".

— Me sorprende que no se haya dado cuenta que la escopeta estaba amañada desde el comienzo -se acercaba a mi, riéndose mientras aplaudía- felicidades, Dante. Ganaste tu desafío final, deberías estar festejando de que estás vivo.

Él la mató a propósito... él la mató y yo no pude hacer nada al respecto...

Cegado por la ira, me lanzo en contra de él para vengarme de todas las personas que han muerto por su causa, para vengar no solo la muerte de los caídos en la batalla. Sino para vengarme de la April.

Ya encima de él empiezo a ahorcarlo con mis manos mientras que se seguía riendo — ¿No entiendes Dante? Nunca la vas a traer de vuelta y yo me encargaré personalmente de que seas castigado por eso.

De repente siento como si alguien me clavase algo por la espalda, sin entender nada volteó hacia atrás mientras me ponía de pie, para luego caer arrodillado mientras comenzaba a ver borroso.

— ¿Qué me inyectaste, maldito?

Ya sin fuerza en mi cuerpo, caigo tendido en el suelo mientras que escucho por última vez al encapuchado.

— Me alegra que te hayas atrevido a confrontar tu desafío no solo de perdón, sino también de reconciliación, Carlos. Hoy demostraste qué puedes enfrentarte a algo más grande que tu y te felicito, tu prueba ha acabado -remataba con un par de aplausos-.

¿Car... los?....

Ya no siento nada...

Sophie... espero que logres perdonarme en la otra vida.

Amanecer: El asesino del puzzleWhere stories live. Discover now