Historias Koisuru boukun.

Flores en su tumba.

Pues tristemente por motivos personales no pude hacer el otro shot navideño, y ya se pasaron mucho las fechas. Pero para compensar aquí les traigo otro shot de la pequeña Hana.🖤

La familia Tatsumi-Morinaga estaba paseando por la cuidad, ambos padres habían se habían echo un tiempo en sus ocupadas agendas para pasear con la pequeña Hana. Era una tarde ventosa de otoño, así que el menor pensó que les vendría bien salir un poco.

Así que ahí estaban, en un parque cerca del departamento.

Hana sostenía alegremente la mano derecha del rubio, y la derecha su otro padre. Sus ojos jade iban de izquierda a derecha en conjunto con las hojas que caían, mientras daba saltos por el camino ella se detuvo en seco. Sus padres sintieron pequeños tirones en sus brazos y miraron a su hija quien estaba mirando fijamente un banco con una pareja de ancianos, ambos parecían mayores de setenta años. Ambos estaban muy ocupados con un niño pequeño.

El niño cantaba canciones infantiles mientras que ellos se movían al ritmo de su canto y le sonreían tiernamente. La mujer fue quien más le llamo la atención, verlos solo lleno a la pequeña tirana de curiosidad.

- Papá.- jalo la mano de su padre tirano.- ¿Donde está la abuela? - el tirano se congeló, no esperaba que está pregunta saliera ese día.- conozco al abuelo, pero no a la abuela, tío Tomoe y tía kanako la mencionan, pero nunca le he visto.

Souichi no había hablado, sabía que un día su hija preguntaría por ello, pero pensó que sería más adelante, no le habían explicado dónde estaba su abuela era muy joven para entender algo como la muerte. Tetsuhiro miró con preocupación a su amado, su hija miraba con curiosidad esperando una respuesta de su papá.

El más alto sintió la incomodidad de su esposo y estaba listo para intervenir, así que se inclino al nivel de su hija.

-Hana, hija.- Tetsuhiro estaba por dar una excusa para distraerla del tema, pero su compañero lo detuvo rápidamente.

- Mori no, es el momento.- le dió una pequeña sonrisa.

Los ojos verdes se abrieron con sorpresa, Tetsuhiro sabía que para su Senpai era un tema muy sensible, sabía cuánto amaba a su madre.

El Tatsumi tomo la pequeña mano de Hana y la llevo a un banco cercano la sentó frente a él, mientras el gran idiota permanecía a su lado. Tetsuhiro acarició su espalda en señal de apoyo.

El rubio respiró hondo y cerró los ojos. Reabrió los ojos y miró profundamente a su curiosa hija.

- ¿Enserio quieres conocerla? - la niña asintió emocionada, quería saber cómo era su abuela.- Te llevaré a verla, pero no puedo explicarte lo que pasó hasta que seas más grande. - sabía que era inútil explicar la enfermedad de su madre a una niña tan pequeña y menos aquella cruel enfermedad. Aún así su pequeña no se rindió.

-¿Estás seguro Souichi?

El solo asintió, levantando a su pequeña del banco, tomo su mano y empezó a caminar a la floristería más cercana. En cuanto entraron su padre se dirigió a ella.

- Elige las flores que quieras.- ella asintió felizmente, no entendía que estaba pasando. Moringa acompaño a la niña mientras el rubio los esperaba en la entrada. Esto no era fácil.

-¿Qué flores quieres amor?- ella lo miro, estaba indecisa.

- No sé cuáles le gustan.- se encogió de hombros mirando por el lugar interesada por todas las flores que había.

-¿Sabes? Tío Tomoe y tía kanako se parecen mucho a ella.- la niña escucho atenta. - Así que seguro le gustarán cualquiera que le lleves.

- Estás.- señalo a los girasoles. Tetsuhiro sonrió.- me gustan, son bonitos.