veinticuatro

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17-10 | Londres, Inglaterra

—¡Lisa, camina, ya va a comenzar! —grito a todo pulmón buscando por todos lados la entrada correcta a Stamford Bridge.

Hoy se jugaba un partido de la Premier League ante el Southampton y aunque no era mi primera vez en el estadio londinense, si lo era para la alemana y esta estaba analizando todo a su alrededor con mucho detalle. Claro, yo la dejé hacerlo, pero la niña estuvo dos horas arreglándose y salimos tarde por su culpa.

Kai era titular tras la vuelta del parón internacional y estoy demasiado orgullosa de él por todo, sin embargo, nada de este cambio ha sido fácil para ninguno. A veces quiero volver a Leverkusen y sé que hasta él piensa en ello, pero Londres es hermoso y todo el equipo ha recibido a mi novio de la mejor manera. Pronto se va a adaptar, estoy segura de ello.

—No me dijiste íbamos a estar cerca de las diosas griegas —murmura cuando llegamos al aérea de living de los palcos—. Llévame rápido a nuestro box. Voy a llorar, me siento fea.

Suelto una risita y saludo con ademán a las chicas que conocía, mientras Lisa me empujaba ligeramente. Cuando por fin llegamos a nuestros lugares, el partido ya llevaba un minuto de haber comenzado y casi tiro a la rubia por el balcón por andar de lenta.

—Mira que lindas salimos —dice mostrándome la foto que acaba de subir a Instagram—. El azul nos queda lindo.

—Al menos salimos lindas, por esa mierda llegamos tar... ¡Dale, Kai, pásasela a Timo, idiota!

—Que linda novia se gasta el pobre —dice bloqueando su celular y prestando atención al partido—. ¿¡Qué le pegas a Timo, animal!?

Ambas nos miramos por un segundo y nos lanzamos a reír, porque literalmente somos la misma persona cuando nos lo proponemos.

El partido se torna al lado azul cuando Timo se arma una jugada solito y marca su primer gol en la liga. Trece minutos luego, de nuevo, el alemán se arma solito su gol y le hace un sombrero al portero, que pone a Lisa de rodillas, porque así de mucho le gusta.

Un par de minutos antes de que acabe el primer tiempo, Kai pierde la pelota en la mitad del campo y esa jugada termina en el gol del Southampton, cosa que me hace enojarme muchísimo con mi novio. ¿A dónde coño iba?

—Lo voy a matar cuando salga —murmuro cuando ya los equipos están en el entretiempo.

—Mejor acompáñame a buscar hot dogs o algo así, tengo hambre.

Me levanto de mala gana y todavía puteando al alemán, pero me pongo de peor humor cuando Lisa me hace posar de nuevo para su cámara, porque según ella, no presumo lo suficiente mi vida. A veces no sé por qué la quiero.

Mientras estábamos en la fila para los hot dogs, noto a algunas de las novias y esposas de los jugadores frente a nosotras, pero parecían estar en su mundo, así que decido no molestar.

—¿Cómo va a perder el balón así? Todavía no se adapta el niño —dice una de las rubias oxigenadas y sé que están hablando de mi hombre, así que saco las garras.

—Lia, no les hagas ca...

—Eh, Carla, Chloe o como sea que te llames, la próxima te encuentro un micrófono para que lo digas más fuerte —suelto—. Que si es hora de criticar, tengo mucho que decir de tu noviecito.

Lisa me empuja fuera del lugar antes de que me le tire encima a la chica y noto que trae las manos llenas de hot dogs y refrescos, por eso le quito algunas cosas para que no haga desastre.

—Dios, pensé que le ibas a arrancar las extensiones.

—La única persona que puede criticarlo soy yo, es así de sencillo —le contesto rodando los ojos y descubriendo que ya estaban saliendo al campo los jugadores—. ¡Vamos, amor, tú puedes!

—Por favor, creo que he quedado sorda.

Unos veinte minutos dentro del segundo tiempo, el Southampton empata al partido tras un tremendo error de la defensa y Kepa, pero Kai marca el tercero dos minutos luego, calmando los nervios de la gente.

—¡A mamarla, gente! —grito mirando en dirección de las idiotas que estaban hablando mierda—. ¡Ese es mi niño!

Kai camina abrazado de Mason y creo ver a Lisa llorar por ese momento en específico y luego de recibir las felicitaciones del resto del grupo, mira hacia nuestro box y me señala con una sonrisa en el rostro.

—Dios, creo que me voy a desmayar.

—El amor, el amor, el amor —canturrea la alemana abrazándome—. Ahora... ¿Sabes si Mount está soltero? Me parece que es buen partido, eh.

—Lisa, cuando aprendas a respirar tranquilamente estando cerca de Kai, te presento a toda la plantilla si quieres.

plus one | kai havertzUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum