cuatro

4.5K 246 23
                                    

—Dios mío, Kai, cállate.

Tenía más de diez minutos escuchándolo hablar sin cesar y mi cabeza estaba explotando más con cada segundo que pasaba. Gruño abriendo los ojos lentamente y encontrándome con que todos mis amigos, menos los casados, estaban en la habitación, mirándome como si fuera un animal de circo.

—Ah, hola. Buenos días a todos, menos a Kai.

—Tómate esto —Camila se levanta del pequeño sofá y me pasa una pastilla, mientras Amanda me sostiene el vaso de agua.

—No me acuerdo de nada, ¿saben? —murmuro tirándome la pastilla en boca.

—¡Tómate el agua! —exclama Georgia preocupada y la miro extrañada. Esa chica odia las pastillas con mucha pasión.

—Bueno, ¿estamos listos para seguir la fiesta?

Intento levantarme de la cama, pero rápidamente los mareos hacen que me vuelva a sentarme en la misma. Todos se ríen mientras yo veía pajaritos. Que lindos amigos tengo.

—Creo que mejor me quedo aquí —susurro.

Me acurruco en la cama y enrollo la sábana alrededor de mi cuerpo antes de cerrar los ojos de nuevo. Los chicos comienzan a hablar de nuevo, sobre algo que pasó en la fiesta y casi les grito, pero luego me doy cuenta de que hablaban sobre Kai y la rubia. ¿Kai no se quedó conmigo luego de que me dormí?

—¿Por qué me miras así?

—Havertz, ¿qué esperas para meterte en la cama?

—Ah bueno —Foyth le da un codazo a Brandt y el rubio se larga a reír.

—Gracias por el bullying, amigos, pero ya se pueden ir.

—Me siento traicionada —dicen al unísono mis amigas.

—¡Las amo! —grito sonriente, aunque me arrepiento al sentir un puyazo en mi cabeza.

Los chicos se van por fin y el futbolista se acuesta a mi lado derecho, así que pongo mi cabeza en su pecho y este comienza a jugar con mi cabello. Aprovecho el silencio para formular una buena pregunta que no me haga quedar como muy interesada en saber qué pasó.

—Tengo lagunas de la fiesta, pero creo verte bailar con una rubia. También creo que me puteó porque hice que dejaras de bailar con ella.

—Bueno, no me gustaba mucho tampoco.

—¿La viste de nuevo? —pregunto—. Digo, no sé, hoy o capaz ayer luego de haberme dejado aquí tirada.

—¿Crees que te voy a dejar sola cuando estás dormida y ebria, Malia?

—¿Dije muchas estupideces? —le pregunto, acomodándome en su pecho, e ignorando su pregunta.

—Le dijiste gordo pelirrojo a Ed Sheeran, Justin Bieber a Julian y me dijiste que estaba más lindo que nunca.

Me levanto de una de mi lugar favorito en el mundo y Kai me observa confundido por mi brusquedad. Trago en seco e intento sonreír, aunque mi cabeza estaba dándome mil vueltas. Dios, estuve a nada de revelar la verdad y ahora es que lo recuerdo.

—No me digas que quieres vomitar —murmura entre dientes el alemán.

—No, no, todo bien —susurro acostándome de nuevo, pero esta vez a su lado.

—¿Quieres hacer cucharita ahora? —pregunta sonriente y le doy un codazo—. ¡Malia, ese me dolió!

—Abrázame y ya, idiota.

plus one | kai havertzWhere stories live. Discover now