⚡31. Dilema⚡

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La mañana siguiente de san valentin luchaba contra mi propio cuerpo para poder levantarme de la cama, odiaba despertarme temprano los fines de semana cuando no había nada importante que valiera la pena mis preciadas horas de sueño.

Maldito reloj biológico.

Con un resoplido me incorporé de manera perezosa hasta que mi espalda quedó recargada en la tibia pared, mi mente estaba aún asimilando lo que había pasado ayer con Bakugo.

Bakugo se había enamorado de mi.

Pase mis manos por mi rostro como si con aquella acción pudiera calmar todos los pensamientos que giraban como un remolino. La imagen de lo vulnerable y expuesto que se veía Bakugo regresaba a mi una y otra vez, cada vez se sentía más real y comenzaba a asustarme.

¿Que pasaría ahora con nosotros?

¿Que pasaría ahora con Kaminari?

La puerta de mi habitación se abrió de golpe anunciando la llegada de Mina y Tsuyu, ambas vestían su pijama y aún tenían el cabello suelto en señal de que llevaban muy poco despiertas. Alce una ceja al verlas en mi habitación antes de las diez de la mañana.

—¡Exijo detalles!— chilló Mina cerrando la puerta detrás de ella para después saltar a mi cama con una sonrisa más grande que su cara.

—Buenos días para ti también— dije recogiendo mi cabello en un moño desordenado.

Tsuyu también se acomodó sobre mi cama sentándose sobre sus piernas.

—¿Y bien?— dijo Mina con urgencia.

—¿Quien es?— pregunto Tsuyu inclinado su cabeza ligeramente.

—Bakugo.

La habitación se quedó en total silencio por al menos diez segundos donde casi podía ver girar los engranajes del cerebro de mis amigas, cuando el nombre hizo click Tsuyu se cubrió la boca con ambas manos y había alzado sus cejas hasta casi el nacimiento de su cabello y Mina había vuelto a chillar de manera histérica antes de sentarse sobre horcajadas de mi y sacudirme tan violentamente que mi cabeza pudo haber salido rodando en cualquier momento.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver la reacción de mis amigas y de cierta manera decirlo en voz alta ayudaba al proceso de asimilación.

—¿Pero como? Eso no lo esperaba— dijo Tsuyu.

—Admito que shipearlos era lindo y divertido— confesó Mina. —Pero, ¡demonios! ¿Que le respondiste?

—Nada.

—¿Que harás ahora?

—No lo sé.

—¿No crees que será raro?

—No lo se.

—¿Que pasara ahora entre ustedes?

—¡Joder, Mina! ¡No lo sé!— dije elevando la voz con frustración.

Me pasé una mano por el cabello desordenandolo aún más, Mina había crispado mis nervios con tantas preguntas, de pronto la idea de no volver a salir de mi habitación parecía terriblemente tentadora.

No, yo no era esa chica cobarde. Saldría con la frente en alto y afrontaría lo que fuera como siempre lo hice, nada tendría porque cambiar.

—No la presiones Mina, ______ esta tan sorprendida  como  nosotras— dijo Tsuyu poniendo una mano sobre el hombro de la pelirosa.

Tome aire hasta llenar mis pulmones antes de hablar.

—Solo necesito tiempo— comencé a hablar jugando con el borde de mi camiseta. —Aclarar y resolver mi propia mente antes de poder darle una respuesta acertada.

Ambas asintieron con una sonrisa antes de acurrucamos entre las sabanas y volver a los brazos de morfeo después de la ausencia de adrenalina de hace un rato.

Par cuando desperté mi cama estaba vacía de nuevo, estire mis brazos sobre mi cabeza y cuando escuché crujir mi cuello un suspiro de alivio escapó de mis labios con una sonrisa. Con paso perezoso me encamine hacia la cocina.

Apenas abrí la puerta y di un paso hacia afuera un fuerte brazo me devolvió al interior de mi habitación.

—¿Acaso hoy es el día de internacional para fastidiarme?— dije cruzandome de brazos.

—No seas pesada— respondió poniendo los ojos en blanco.

—¿Pesada yo? Tu eres un pesado— dije para pincharlo con mi dedo índice. —Por cierto, buenos días, maleducado.

Bakugo apartó mi mano de un manotazo con fastidio y chasqueo la lengua acentuando su ceño fruncido. Carraspeo su garganta antes de hablar.

—Respecto a lo de ayer... Estamos bien, ¿verdad? Seguimos siendo amigos.

—Claro que si— dije con una sonrisa.

En el rostro de Bakugo se dibujó una sonrisa arrogante cuando sus ojos se pasearon por mi cuerpo, fue cuando me di cuenta de lo reveladora que podía parecer mi pijama que básicamente era una camiseta extra grande, que desde que Kaminari no visitaba mi habitación no tenía porqué preocuparme de verme presentable. Solté un chillido y con una mano bajé más la tela de la camiseta y con mi otra mano disponible empuje a Bakugo por el pecho quien no opuso resistencia mientras reía se dejaba llevar hasta la puerta.

—¡Pervertido!— dije antes de cerrarle la puerta en la cara.

Una ronca y fuerte carcajada se escuchó atraves de la madera provocando que mi rostro picara debido a la vergüenza.

—Vamos _______, no puedo esperar para ver los sexy que te verás con una camiseta mia— ronroneo.

Entre abri un poco la puerta, solo lo suficiente para ver la mitad de su cara que estaba con una arrogante sonrisa y con su vista pegada a la mía. Tome un zapato del suelo y se lo lance sin titubear, pero Bakugo movió solo su cabeza para esquivar el objeto golpeando a otro rubio que soltó un quejido. Abri la puerta en su totalidad recargandome en el marco de esta con los brazos cruzados sobre mi pecho.

Kaminari se levantó con la mano en la cabeza y recogió el zapato antes de entregarmelo.

—¿Problemas en el paraíso?— pregunto Denki burlon.

—Bakugo es un pervertido— dije jugando con mi mirada entre ambos rubios.

Kaminari soltó una exclamación de sorpresa acompañado de risa y Bakugo chasqueo la lengua encogiéndose de hombros.

—Kaminari también es un pervertido— dijo Bakugo antes de darle un golpe a Kaminari en la parte de atrás de su cabeza. —¿Te gusta salir con pervertidos? Porque si es así...

—¡Oe Kacchan! No soy ningún pervertido— aseguró Kaminari con molestia.

—¡Basta los dos! Son un par de niños estupidos— dije antes de volver a entrar a mi habitación y cerrarles la puerta en la cara. —Par de idiotas— susurre dejándome caer nuevamente en la cama.

Mi vida se había convertido en un enorme desastre, me gustaba la simplicidad de mi vida solo preocupandome por mi y vivir para mi, compartir sentimientos y preocuparte por otros era muy agotador.

Tantos pensamientos no me permitían que mi mente descansara, tenía que buscar una solución a todo el embrollo que estaba teniendo.

¿Podría aceptar a Bakugo?

El Miedo De Escogerte (Denki Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora