• Especial •

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Escuchamos las trompetas sonar y salimos volando lo más rápido posible. El Cremallerus iba a nuestro lado, Tormenta iba delante y la Groncole atrás. No le tenía miedo a ninguno de ellos, pues sabía que era mejor. Sabía que podría ganar, o hacer que ganen. 

Dimos varias vueltas y Tormenta consiguió la primera Oveja, seguida de la cabeza Guacara que tomó otra. En la segunda Albóndiga había tomado una pero Patapez se la dio a los gemelos. Mejor para mí. Yo también tomé algunas ovejas y se las di a los gemelos, para ser sincero solo lo hago porque sé que Patán me va a recompensar, si no haría a estos idiotas morder el polvo. Así estuvimos por cinco vueltas, y en un punto vimos que Albóndiga estaba llevando una oveja.

— ¡Vamos amigo no me arriesgaré de que me la robe! 

No entendía muy bien de lo que hablaba pero siguiendo sus ordenes nos acercamos por abajo.

— ¡Ahora!

¡Toma!

¡AU!

Le pegué un coletazo a la Groncole asustándola y haciendo que suelte la oveja, por suerte Patán pudo atraparla.

— ¡Lo siento Patapez!

Me giré a verlos sonriendo y luego volví mi mirada al entorno para no chocar.

— ¿Querías esto?

Sentí que puso su mano en mi cuello y tiró de mis cuernos con la otra asique abrí mis alas para frenar de golpe.

¡Hasta luego!

— ¡Patán Mocoso eso era mío!

Cuando me di cuenta estaba al lado de las cabezas de Cremallerus asique supuse que le estaba dando la oveja.

Quédate quieto Colmillo.

Escuché a Guacara y olí su gas. ¿Qué tan idiota cree que soy? ¿Realmente cree que puede decirme que me quede quieto para explotarme y que va a funcio- Una explosión interrumpió mis pensamientos. Mierda.

Luego de unos segundos escuché un golpe en el casco de mi Vikingo y vi a Tormenta.

¡¿Eres tonto o qué?! ¡¿Acaso quieres que ganen ellos?!

¡Sigo ordenes! Recibiré un mejor premio si ganan ellos.

¡¿Es una broma?!

¡Déjame en paz! 

Pasamos por una de esas cosas que les dicen a donde va el viento y la golpeé frustrado. Luego  nos juntamos al grupo y pasamos por los establos

¡Te estamos alcanzando!

Rugí retador.

¡Atrévete a hacerlo!

Rugieron las cabezas gemelas

¡Yo voy primera y nadie me alcanza!

Rugió Albóndiga y miré a Tormenta con cara de cómplice y ella me miraba igual. Con un par de aleteos llegamos hasta donde estaba ella y la empujamos para que quede atrás.

¡Ahora te voy a alcanzar por detrás no te preocupes!

Dije con malicia y la oí gruñir fastidiada. Me encanta molestarla. En ese momento Tormenta se desvió un poco de la carrera para apagar un fuego.

¡No seas presumida!

De repente el gran sonido que indicaba la última vuelta se escuchó y Tormenta se adelanto pero yo estaba en sucola.

Como Entrenar A Tu Dragón 2Where stories live. Discover now