☾ Capítulo 8

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Lo despertó un pájaro, cuya sombra pasó sobre su cabeza describiendo perezosos círculos

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Lo despertó un pájaro, cuya sombra pasó sobre su cabeza describiendo perezosos círculos. El cuervo descendió un poco, con círculos cada vez más cerrados, hasta posarse sobre la arena, para luego acercarse dando saltos hasta el rubio.

Jimin abrió los ojos y suspiró en voz baja.

—Así que me has vuelto a encontrar, Leiz. —dijo con resignación.

El pájaro continuó mirándolo, sus ojos redondos como cuencas fijas en su rostro. Él sonrió:

—¿Piensas que debería buscarte un poco de comida y recompensarte por alarmarme? No te tengo tanto aprecio, ni a ti ni a tus advertencias. —se levantó poco a poco y dio un respingo cuando sus músculos protestaron y notó el dolor punzante en la pantorrilla ardiente.

Se estiró despacio y prolongadamente, antes de meter una mano en su bolsillo del pantalón para buscar el pan envuelto con tal cuidado por Hyuna en una pañoleta.

—No te lo mereces, pero de todos modos... —tiró varios pedazos al animal.

El ave alcanzó los trozos uno a uno con su pico afilado y los devoró, luego continuó observándolo, soltó un graznido y se fue dando saltos por la playa antes de alzar el vuelo.

Jimin hundió los hombros e inició el regreso al villaggio tomándoselo con calma. Cualquier problema inminente con toda probabilidad vendría a su encuentro allí en el pueblo.

Percibía la excitación en el aire en el momento de aproximarse al poblado. La gente estaba limpiando, pese a no ser día de limpieza, afanándose por dejas limpias las estrechas calles y acicalando sus casas.

Saludó con poco entusiasmo a Ketsia, pero cuando la niña le indicó con la mano para que se acercara a hablar, él negó con la cabeza.

Antes de llegar a la entrada de su segura cabaña, Hoseok se plantó ante él, bloqueando la entrada e impidiendo cualquier escapatoria. Tenia el pelo negro revuelto, y parecía un poco alterado, respirando con fuerza como un toro desbocado. Clavó sus ojos negros en él.

—¡Mírate Jimin, corriendo descalzo por las colinas! Ya he tenido bastante de todo esto. He sido muy paciente, pero no voy a aguantar más. Te prohíbo que vagues por la montaña como un loco. —el pelinegro habló, enojado— No es seguro, y es muy impropio para un joven como tú. Me conviertes en el hazmerreír del villaggio. Es hora de que madures y hagas lo que te ordena tu prometido. Insistiré en que el cura nos case de inmediato. Informaré al señor SeokJin de que nos tenemos que casar ya.

—¿Has perdido la cabeza, Hoseok? —Jimin lo empujó para pasar. —Vete a pavonearte ante alguno de los otros chicos. No permitiré que me des órdenes de esta forma. —era pequeño en comparación con el cuerpo alto y musculoso del contrario, pero le desafió de todos modos.

Hoseok era de verdad guapo e insolente. Le conocía de toda la vida y le tenía afecto, pero el afecto era de un hermano, un amigo, no un esposo. El pelinegro sabía que era guapo, sabía que los chicos y chicas lo miraban... todos, excepto Jimin.

𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora