❂ Capítulo 33

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El señor Jeon profirió un profundo sonido gutural muy parecido al de un hombre ahogándose

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El señor Jeon profirió un profundo sonido gutural muy parecido al de un hombre ahogándose.

-No, Jimin. -sacudió la cabeza con un gesto entre la risa amarga y la frustración total. -Tengo la sensación de haber perdido cualquier cosa parecida al control en mi propia casa.

-Diles que voy de inmediato, Leeteuk, grazie. -respondió Jimin con firmeza.

-No. -el señor Jeon volvió a negar con la cabeza- Ya has sufrido bastante percances por hoy, y la situación sigue siendo peligroso con un loco suelto por ahí. No voy a consentirlo, Jimin.

-Son nuestra gente, Jungkook. No puedo imaginarte eludiendo tus deberes y escondiéndote en el dormitorio porque exista algún peligro. Soy un sanador, y si nuestra gente nos necesita, no tengo otra opción que ir. -se puso de puntillas para acercarle los labios al oído- Sabes que inevitable, así que no discutas ni pierdas el tiempo en vez de dedicarte a encontrar la manera de protegerme.

Jungkook soltó un suspiro de exasperación y alzó la vista hacia su valet, que seguía en la espera de una respuesta.

-Leeteuk, sigues soltero ¿verdad?

Un vislumbre de sonrisa apareció en los ojos de Leeteuk.

-Así es, señor Jeon, y tengo mis razones. Diré a quienes esperan que el curandero estará con ellos de inmediato.

-Ordena al mozo de cuadras que prepare mi caballo. Llevaré yo mismo al joven Jimin. -Jungkook dio un tirón tierno al pelo de su esposo -Deberíamos recoger todo lo que necesites.

-Grazie, Jungkook. -dijo Jimin en voz baja, sonriendo de corazón y ofreciendo a su marido sin saberlo una recompensa más grande de lo que podía imaginar.

Cogió a toda prisa su cartera y la capa, parándose tan sólo a comprobar que tenía todas las hierbas con él.

-Sé que estás ocupado, Jungkook, en realidad no hace falta que vengas conmigo -se atrevió a decir con cautela mientras se dirigían a toda prisa a la entrada más próxima de los establos. -La verdad, Chen y Suho me vigilan muy bien; sé que antes has sido rudo con ellos porque estabas asustado y que no hablabas en serio.

-No voy a perderte de vista. Y no me hables de esos dos ahora mismo. Su obligación era permanecer contigo en todo momento, no permitir que desvanecieras a la primera oportunidad. -Jungkook sostuvo la puerta abierta con cortesía para que pasara- No pueden protegerte si no saben dónde te encuentras.

Fue un mínimo detalle, abrirle la puerta, pero ese gesto amable lo hizo sentirse cuidado. Nunca antes alguien había tenido detalles así con él, y Jungkook lo hacía como si tuviera todo el derecho del mundo a ese respeto. Le sonrió y decidió no discutir más, ya era bastante que lo dejara ir en contra de su propia opinión.

Una vez en el exterior inspiró el viento y las gotitas de mar que se comunicaban con él. arriba, el cuervo volvía a describir círculos, una, dos veces, mientras él se acomodaba delante del señor Jeon en su caballo negro. Luego el ave se dirigió tierra adentro, alejándose del mar, volando recto como una flecha.

𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora