Capítulo 42 | Casi tranquilidad

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Agotada.

Esa era la palabra que mejor me describía. Estaba totalmente agotada y descansando por fin sobre la cama en mi nueva habitación con los brazos de Vale rodeando mi cuerpo.

- ¿Estás despierta? - susurró cuando mi respiración cambió su ritmo.

Hace unas horas y luego de salir de la estación de policías con papá nos habíamos dirigido al fin a casa, nuestro antiguo departamento. Cuando llegamos, ya el camión de mudanza estaba esperando por mi papá para que firmara los papeles de autorización y así poder entrar para comenzar a embalar nuestras cosas y seguir con los traslados. Se supone que este fin de semana empezaríamos recién a ordenar algunas cosas para llevarlas de a poco a nuestro nuevo hogar, pero con lo que ocurrió papá decidió contratar ayuda y salir de ahí lo antes posible. Nuestra seguridad era lo primordial, aunque la policía nos haya prometido vigilancia las 24 horas, papá se sentía más seguro en un nuevo departamento.

Papá y Vale no me dejaron hacer nada, solo me pidieron que aguantara despierta una hora más mientras que mis cosas iban a ser lo primero en llevarse al nuevo departamento para que pudiera descansar el resto del día, Vale ya tenía la mitad de mis cosas ordenadas, papá la había llamado para pedirle ayuda sabiendo que la pulga no había dormido desde que le avisaron de lo sucedido. Esta vez no fui capaz de debatirles, solo asentí, nos abrazamos y me fui a la cocina.

Mientras esperaba, me senté en el sillón con una taza de café caliente en mis manos viendo como todo el personal se movía de un lado a otro por toda la casa con la mejor de las energías, yo solo me quedaba pegada en alguna mancha que tuviera la pared tratando de ahorrar energías. Solo pensaba en una cosa, más bien, en una persona.

El café caliente de pronto empezó a hacer su magia. El calor que irradiaba desde la taza se expandió por todo mi cuerpo y cada sorbo que daba me quemaba la garganta, pero no me importaba, de alguna forma, ese dolor me ayudó a desviar el dolor que estaba sintiendo mi corazón y se convirtió en un dolor físico que me gustaba, me aliviaba.

Terminé mi café y dejé la taza en el piso. Busque en los rincones del sillón mi teléfono y revise todas las redes sociales por si había alguna notificación que no me hubiese llegado, pero nada. Lo último que tenía era un mensaje de Johann pasadas las 7:00am en donde me avisaba que ya estaba en su departamento, hasta que él se fue no había noticias de Daniela pero que al parecer si estaba la bala dentro de su cuerpo y el procedimiento estaba más complejo de lo que creían.

Bloquee la pantalla de mi teléfono y suspiré, me lance de espaldas al sillón y cubrí con ambas manos mi rostro. Que ganas de despertar de esta pesadilla, respiré profundo y conté hasta diez por si algún milagro ocurría.

Abrí los ojos y nada, todo estaba igual.

Papá me miraba desde el pasillo, cuando lo miré me sonrió y me aviso que ya estaban cargando mis cosas y que él me llevaría en su auto hasta el nuevo departamento. Rápidamente mientras el personal terminaba de cargar tomé una ducha y me coloqué la ropa deportiva más grande que encontré, Vale la había apartado para mí.

Cuando llegamos al nuevo departamento ni siquiera me fije en los detalles, en su tamaño, en la ubicación. Ayudé a los chicos de la mudanza a acomodar la cama y pedí que dejaran las cajas amontonadas en un rincón. Cuando salieron papá se despidió de mí y cerró la puerta. Tome dos cobijas de una bolsa, puse una sobre el colchón y con la otra me envolví y me lance encima acurrucándome en posición fetal. Me dormí al instante.

Hasta ahora.

- Si - con voz ronca apenas pronuncié - estoy despierta y tengo hambre.

Me solté de los brazos de Vale para quedar de espaldas en el colchón mirando el techo. Un bostezo me ataco desde lo más profundo de mi ser y estire mis extremidades hasta que se sacudieron para relajar el cuerpo.

Ven, seremos | Caché [Pausada🥲]Where stories live. Discover now