Al verlo despierto dejo de lado su vaso de agua para caminar a la amplia cama en donde estuvo un año y medio. A diferencia del cenizo a él no le importaba hacerle daño con las cadenas que se ajustaban fuertemente a las muñecas que ya se iban tornando a un morado estrujante. Apretó levemente una libreta que había tomado de una habitación, la única aparte de la suya que no estaba bajo llave y el lapicero de tinta negra que estrujaba aún más en su puño violentamente cerrado.
Argentina abría los parpados de manera lenta pues su cabeza dolía a horrores, aunque el dolor en su cuello no se le comparaba en nada tal vez su tráquea se hubiera partido si el azabache no hubiera parado al verlo jodidamente morado. Dejo de pensar en pequeñeces cuando sus verdosos ojos divisaron a su querido novio ¿Qué importaba si lo ahorco un poco? se lo merecía por mentirle, de igual manera el dolor no sería eterno y ya no le importaba en cambio si perdía al ojidorado moriría del dolor, no, eso sería poco.
────B-Buenos días. ────su voz salió entrecortada y áspera pues su garganta seguía ardiendo de manera molesta, le restó importancia al recordar que él había dejado mudo al azabache quien parecía escribir algo en una libreta.
" ¿Por qué me mentiste? "
────Tienes una letra muy bonita, amor. ────ignoro totalmente lo que decía pues admirar la caligrafía del otro le parecía más entretenido, de todas maneras, ya no sentía la obligación de ser tan amable.
"No juegues conmigo"
────No estoy jugando, pero si quieres jugar desátame y jugaremos lo que tú quieras. ────la mirada estrujante de Perú solo hacía que las ganas de Argentina por ser soltado aumentaran, quería juagar y jugarían, pero de manera más justa ────No me digas que ahora me temes ¿Es eso? ¿Te reduces al nivel de alguien tan patético como yo? ────esos ojos confundidos le encantaban, su novio estaba tan perdido y confundido, las ganas de tenerlo entre sus brazos salieron a flote cuando lentamente ese delgado cuerpo se estiraba para desatarlo.
"Responde primero"
────Desátame, lo dejaste a medias. ────reclamo con el ceño levemente fruncido, aunque ahora que lo meditaba un poco él podía hacer el resto del trabajo a partir de ahora y así lo hizo, si mantenía la vista del otro ocupada entonces no vería sus manos ────Si me temes vete, huir es tu especialidad, huyes cuando sabes que perderás.
"Yo no huyo"
──── ¿Cuándo te encontré esa noche? ¿Lo recuerdas? corrías mucho. ────Perú se quedó estático en el borde de la cama, si recordaba aquello pues efectivamente estaba huyendo de él porque lo quería de vuelta, lo quería regresar a ese lugar ────Huías de alguien, nunca me contaste y ahora que no puedes hablar dudo que me cuentes por voluntad. ────sus palabras dejaron de salir al sentir el filo helado de un cuchillo presionando lo suficiente como para hacer que una pequeña hilera de sangre manchara su cuello.
Perú se separó para escribir torpemente.
"Te matare si dices una palabra más"
──── ¿Tú? ¿Por qué lo dices? ────al menos no amenazó con suicidarse, pensó Argentina algo aliviado de ser el quien tuviese la filosa arma blanca contra su cuello nuevamente, de nueva cuenta escribió con letra temblorosa pues si bien su mirada reflejaba determinación por acabar con la vida del otro su cuerpo le jugaba en contra.
"Yo tengo el control, siempre lo he tenido, yo tengo el arma, yo no estoy encadenado"
────Bueno, mi vida, permite que te corrija un poco. ────su voz suave y melodiosa fue quedando de fondo tras el sonido de las cadenas cayendo de la cama ────Yo no estoy encadenado. ────atrajo el tembloroso cuerpo en un abrazo frío. Lentamente el cuchillo paso a manos del cenizo, no fue tan complicado pues ahorcaba sin problema alguno el delgado cuello ────Yo tengo el arma. ────un suave beso fue depositado en el hombro descubierto ────Yo soy el que siempre tuvo el control, lamento si vos pensaste otra cosa, mi amor.
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