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Al día siguiente por la mañana fue que decidimos ir al hospital, a pesar de que mi novio trató de dar excusas mal hechas para evitar la revisión. Cumplí mi promesa de quedarme a su lado durante el tiempo que estuvimos dentro del hospital.
O bueno, al menos la mayor parte del tiempo, puesto que hubo un momento donde tuvieron que llevarlo al laboratorio para un examen de sangre, yo solo le hice la seña de que lo estaría esperando afuera todo el rato.

Siendo sincero mientras esperaba, la preocupación en mi interior no hacía más que crecer, tenía miedo sobre lo que podrían descubrir en esa sencilla prueba de sangre.
Los pocos minutos que estuvo dentro del laboratorio me parecieron una eternidad, pude relajarme un poco cuando lo vi salir, sostenía contra la parte interna del codo un algodón, parecía un niño pequeño que tenía miedo de sentir dolor por el pinchazo si lo quitaba.

—¡Tobio, si te quedaste!

Su voz sonaba incrédula, como si no creyera verme ahí después del tiempo que pasó ahí dentro, yo negué con suavidad, quizá sintiéndome algo ofendido por qué me viera capaz de irme e incumplir mi promesa.
—¡Idiota, Hinata! ¿Cómo crees que voy a irme? Te prometí que me quedaría contigo, no soy capaz de dejarte aquí solo —Me crucé de brazos para parecer más indignado con lo pretendido, viendo como hacía un adorable puchero.

Shoyo es adorable, sinceramente es esa luz que alguna vez le faltó a mi vida, es capaz de dejarme completamente indefenso a su merced con tan solo un puchero. Aunque él no sabía todo lo que causaba en mí, y esperaba que se quedara así por mucho tiempo más.

—¡Kageyamaa! ¡No me refería a eso, no te enojes así! —Se quejó tomándome del brazo para colgarse de ahí. No pude mantener mucho más mi intento de molestia, forjando una pequeña sonrisa en mis labios que él pudo notar —¡Sonreíste!

Me quedé callado por el momento, caminando a su lado para poder irnos de ese lugar y entonces preguntar acerca del estudio que le habían hecho, después de todo era él a quien le habían dado toda la información.
Una vez estuvimos fuera, pude sentir como se relajaba contra mí, lo sabía, realmente odia los hospitales.

Caminamos por la acera para poder llegar al auto, ahí fue donde me atreví a preguntarle sobre lo que había pasado.

—Me dijeron que para mañana en la tarde van a estar, y si encuentran algo extraño debo venir a sacar otra cita con el médico. —Explicó mirando hacia enfrente mientras andábamos, escuché un suspiro de su parte —¿Crees que sea algo malo?

—No podemos saberlo, solo nos queda esperar —No quería ser pesimista, pero nosotros no podíamos saber con exactitud qué era eso atormentando a Hinata, ni la razón de su cambio de actitud repentino, y mucho menos sobre su falta de memoria progresiva.

Un sepulcral silencio vino entre nosotros hasta que pudimos llegar al auto, sitio donde mi pareja habló por fin. Palabras que me dejaron pensativo durante todo el trayecto.

—… No quiero morir —Por un momento sonó como una broma para tratar de pasar su disgusto por la situación, pero cuando dirigí mi mirada hacia su dirección para seguirle el juego, un frío me recorrió la columna cuando noté su expresión seria. Tenía miedo por lo que le estaba sucediendo, temía que estuviera en un punto sin retorno.

Miré de vuelta al frente, apretando el volante y encendiendo la marcha.

—No lo harás, quizá sea algo relacionado a el golpe que te diste contra el poste de la red el mes pasado —Me encogí de hombros, escuchando un “quizá” de su parte.
Con este comentario trataba de esconder todo el mar de preocupaciones en mi interior, mi corazón se oprimía de solo pensar en una situación similar.
Yo… Realmente no sabría qué hacer si mi rayo de luz fuera arrebatado de mi lado de esa manera, una forma tan cruel donde no podría evitarlo de ningún modo.

My little star || KageHina Where stories live. Discover now