16. Si mi voluntad se va, me quedas tú.

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Abraham Relish se despertó a la mañana siguiente con un extraño vacío en el pecho. Al principio mantuvo los ojos cerrados, pero su mente iba divagando poco a poco. Su noche, su última noche había sido la más feliz de su vida y ahora el día estaba a punto de convertirse en el más triste.

Su cama, sus manos, su alma, todo había amanecido vacío.

Al principio, le pareció un simple borrón en la mirada, al abrir los ojos, Henry no estaba, pero su olor se encontraba pegado en todo. En la sabana que le cubría el cuerpo desnudo, y cada vez que la tela le rozaba la piel, Bram podía sentir de nuevo las manos de Henry en él, tan suaves, tan fuertes, tan grandes...Recordaba que incluso el dolor se había sentido placentero.

Así que cuando toco el suelo con los pies, no esperaba encontrarse un helaje tan profundo bajo su tacto. El suelo, la tierra, el mundo en el que estaba le gritó que algo no iba bien, que no era normal ver la bruma desde la ventana.

"¿Henry?" se obligó a llamar, aunque la voz le sonó llorosa, estaba seguro de que el alfa aparecería por la puerta del baño, con una taza de café, con algo en la mano, con Abby en el hombro...Estaba seguro de que aparecería.

Pero él jamás lo hizo.

Y lo más próximo que Bram sintió, fue el insondable dolor en el pecho y luego, el rechinar de la piel de sus rodillas contra la baldosa. Algo en su corazón, en su cuerpo, en su energía vital se fracturó en ese momento. Gritó de nuevo y una y mil veces, pero Henry jamás respondió, lloró en el suelo, se tanteo el cuerpo miles de veces para cerciorarse de que estaba despierto y no teniendo una pesadilla horrible, pero cada vez que sus parpados se separaban estaba en el mismo lugar. Solo, completamente solo.

Henry lo había abandonado. Se había aprovechado de él, se había robado de su cuerpo y de su alma lo único que conservaba y se había ido. Después de hacerle el amor, lo había dejado lleno de odio.

Algo en su alma se oscureció de inmediato, como si estuviese pintado con ceniza. La rabia, el miedo, el miedo que sentía de mirarse nuevamente en un espejo para verse solo, y ahora, ya no se trataba de una criatura indefensa que el mundo había soltado a su suerte, ahora, lo habían abandonado.

Y el abandono no tenía perdón.

Incluso aunque lo supiese muy dentro de él, incluso aunque su amor por aquel alfa le hubiese nublado la vista, él sabía que se iría eventualmente. Pero jamás había esperado que fuera así, sin decir nada, en medio de la noche más feliz para convertirla en una tortura profunda y devastadora.

Su cuerpo perdió las fuerzas incluso para caminar. No supo cuántas horas había llorado en aquella misma posición, luego se removió por la casa solamente para enfocar la vista y dejar de contar el suelo.

Y entonces vio el papel doblado sobre la mesa. Apenas una hoja, un articulo ajeno que él estaba seguro que nunca había dejado ahí en primer lugar. Se apresuró a agarrarlo y en el acto, casi lo despedazo. Era un dibujo suyo, perfectamente trazado con bolígrafo, seguramente Henry lo había hecho mucho tiempo antes, porque el papel tenía manchas de dedos grandes, y por detrás, unas cuantas líneas.

"Toda la magia de Londres está contenida en ti, mi pequeño Bram. He tenido que irme, pero a donde sea que este, no hago más que pensar en ti, en donde sea que los pasos me lleven, siempre estaré creando un mejor mundo para ti, he tenido que hacerlo así porque si me detengo a mirar tus ojos, jamás podré cumplir con mi deber. Te doy mi palabra de que volveré por ti, aunque tenga que hacer un puente entre el tiempo con mis propias manos

Siempre tuyo,
Henry"

Las lagrimas destiñeron la tinta, los ojos de Bram de repente se cerraron con una sola suplica, para Dios, para el universo, para cualquier astro que lo escuchará; donde fuera que se hubiera ido, que volviera. Que viviera, que tuviera memoria suficiente para no abandonarlo en un rincón oscuro de su mundo y de su mente.

NARCISSIST ⌠Omegaverse⌡Where stories live. Discover now