02 || El expreso

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Habíamos llegado a la estación del tren. Miré a papá quien estaba con una sonrisa tallada en su rostro, ¿Como podría estar feliz cuando yo estoy muriendo de los nervios?

Siempre me costó un poco hacer amigos, no se como empezar una conversación, como ser sociable y no me gusta salir de mi zona de confort. Probablemente por esa razón solo tuve un amigo en todos mis años de escuela.

─ ¿Lista? ─ dijo mas ansioso que yo.

─ Para nada. ─ empecé a retroceder lentamente y papá puso su mano en mi espalda.

─ Tranquila, harás amigos muy pronto, te lo prometo. ─ me miró a los ojos y seguidamente me abrazó ─ Voy a extrañarte mucho.

Sonreí y lo abrace también. Iba a extrañar todo de mi casa, aunque sé que iría a veces, no quiero dejar mi cuarto, o a los animales de papa, o a Newt.

Me dio unas palmaditas en la espalda y se separó de mi.

─ Vamos, ya debes subir.

Asentí repetidas veces con mi cabeza, tomé la maleta y comencé a caminar hacia donde se guardaban.

Al terminar subí al tren, había una larga fila de personas, pero avanzaba algo rápido así que no fue un gran problema.

Al entrar el aroma a dulces y la calidez del expreso impregnaban el ambiente. Miré hacia ambos lados como si estuviese buscando a alguien, pero al parecer nadie estaba fuera de sus asientos, mientras que yo era la única recorriendo el tren, buscando un lugar vacío. No quería estar sola pero estar con alguien desconocido era peor.

Finalmente casi al final del tren encontré un lugar vacío, había algunos libros de herbologia, lo que me hizo pensar que alguien mas podría estar en ese lugar. De sólo pensarlo me parecía incomodo.

Me levanté del asiento y abrí la puerta encontrándome a un chico castaño y bastante alto a punto de entrar al lugar.
No quería hablar pero la situación me obligaba a hacerlo.

─ Lo siento, no sabía que estaba ocupado, de todos modos ya me iba. ─ me disculpe y me moví un poco hacia la izquierda con la intención de salir.

─ No, está bien, puedes quedarte. ─ sonrió amigablemente ─ Sólo si quieres, claro. Aunque también podría irme si lo deseas.

Si, de hecho me gustaría estar sola en el camino, un poco de paz y tranquilidad no me haría mal.
Pero de todas formas, él llegó aquí antes y seria inoportuno si le dijera que se vaya.
En todo caso debería ser yo la que se tendría que ir, pero al ser el único lugar en el que no está ocupado con mas personas, no tengo mas opciones aparte de quedarme.

─ No podría pedirte que seas tu el que se vaya. ─ dije algo cansada, realmente quería estar sola en el camino ─ Pero si no te molesta me quedaré.

─ Por supuesto, no es molestia. ─ se sentó en el asiento frente a mi.

Un silencio incómodo inundó el lugar, no quería hablar pero tampoco quería sentir incomodidad.
Suspiré pesadamente y miré al chico el cuál estaba leyendo el libro que había visto anteriormente.

Era bastante atractivo físicamente, tenía el cabello un poco despeinado por el viento de la ventanilla que corría en el vagón, mejillas ligeramente sonrojadas y por alguna razón una sonrisa mientras leía.

─ Entonces.. ─ cerró su libro y me miró, haciendome pensar que sintió como observaba su rostro detenidamente, lo que hizo que mis mejillas se acaloraran ─ ¿No vas a decirme tu nombre?

─ ____ Scamander. ─ al oír mi apellido el chico soltó un grito casi inaudible, frunzo el ceño con una mueca de confusión ─ ¿Te sucede algo?

─ ¿Eres una Scamander? ¿Como Newt Scamander? ¡No sabía que había tenido una hija! ¿Tienes más hermanos? ─ preguntó aunque ni siquiera separé mis labios para responder ─ Soy un gran admirador del trabajo de tu padre, creo que es un excelente ejemplo de un buen hufflepuff.

10 formas de no enamorarte [Oliver Wood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora