13. El armario

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Después de esa noche, Wang Yibo y yo nos hicimos novios por completo.

Sabía que aún había inseguridades en él y que tardarían en sanarse, para ayudarle, dos días después a la mañana del 19 de febrero, esperé a que la señora Wang llegase de trabajar para hablar con ella.

Le pedí que aguardara un momento y la llevé frente al altar del señor Wang. Yibo me miraba con dudas.

—Señora Wang, aquí, frente a la memoria de su esposo, quiero pedirle formalmente su permiso para... Para salir con su hijo.

No supe la expresión en el rostro de la señora Wang, porque cuando dije la última frase, hice una reverencia y sólo miré al suelo.

—A-Zhan —habló ella —si mi difunto marido estuviera aquí, estoy seguro que te daría su permiso. Eres un chico que muy bueno y estoy segura que cuidarás de mi Yibo.

—Gracias, señora Wang —respondí yo, levantándome.

—Trátale bien, ¿Quieres?

—Así lo haré.

Después de eso, uní mi mano con la de él y pasamos toda la tarde así.

Al día siguiente yo regresé a trabajar, pero pasaba mis jornadas pensando en ver a Yibo después del trabajo. Casi del diario le llevaba también a un sitio diferente para cenar. Cuando no le veía, procuraba escribirle mensajes a cada rato y saber que estaba bien.

Pronto, yo también abandoné el trabajo. Lo hice porque se acercaba las fechas de registro para la universidad y yo tenía que volver a presentar un examen y no perder mi lugar en el curso.

Me había gustado salirme. Me sentía menos presionado y tenía más tiempo para pasar con mi chico.

La mayoría de veces estuvimos en su casa. La señora Wang nos daba la libertad de estar en la habitación de Yibo y estudiábamos ahí un rato u otras veces mirábamos pelis en la vieja computadora de BoDi.

Si os preguntáis, sí, follábamos. Pero eran simples «rapidínes» como los había llamado Yibo y en la mayoría me tocó ser el de abajo.

Hasta que una tarde nos salimos con la nuestra.

—Chicos, tengo que ir a arreglar un asunto de la tienda —anunció la señora Wang —no tardaré, portadse bien, ¿queréis?

—Sí má, de todos modos, vamos a salir en un rato.

—Vale, nos vemos más tarde.

Salió de la habitación y poco después de la casa.

Yibo y yo fingimos seguir estudiando aún cuando escuchamos la puerta de la casa cerrarse, pero en realidad, ambos esperábamos que el auto de la señora Wang desapareciera.

Cuando el sonido del motor se alejó por completo, BoDi se me lanzó encima y los dos nos dejamos caer sobre la cama.

Él fue el primero en quitarse la ropa y me dejó a mí la tarea de ver cómo se sentó en mi cara y comenzó a chupar mi polla. También aprovechó su posición para quitar toda mi ropa y preparar mi entrada.

—Bo... —dije con un fuerte gemido.

Las piernas de Yibo estaban en cada costado de mi cabeza y me sujeté a ellas cuando él siguió engullendo mi erección. Yo me estiré para coger el par de pelotas suaves y devorarlas antes de hacerlo con la erección de Yibo.

Los dos nos encontramos completamente preparados, Yibo bajó de mí y caminó hacia el buró de la cama, buscando un preservativo, luego se acomodó entre mis piernas y se preparó para entrar cuando se escuchó un coche frenar con fuerza frente a su casa.

Hagámoslo en... [YiZhan/ZhanYi/Versátil]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora