Todo en un simple instante

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- ¡SR.PARKER, PETER, PETER, MIRE AQUÍ, AQUÍÍÍÍÍ!- voces de diferentes personas inundaban mis oídos. Mis delicados oídos de persona mejorada.

Tenía un foco en frente que me alumbraba como nada me había alumbrado en mi vida, cien veces peor que esa sensación de cuando te despiertan por la mañana encendiéndote la luz de la habitación sin avisar. Había tanta gente que la imagen de ellos se convertía en una estampa borrosa debajo de tanta luz. Los oídos me pitaban y empezaba a sentir una opresión en la garganta que solo podía significar o ansiedad o infarto.

Y no estaba seguro de no preferir la segunda opción, así por lo menos podría salir de ese lugar.

Estaba en la sala de conferencias de la sede, la cual habían mejorado para aumentar el aforo considerablemente. No cabe especificar que a mí eso no me parecía ninguna mejora.

El día anterior había sido un caos total con la llegada de Romanoff. Habíamos estado todos en el interrogatorio, aunque en su mayoría lo veíamos a través de una cámara, solo Steve, el Sr. Stark y Sam habían vuelto a ser los encargados de hablar directamente con ella.

Pero no habían conseguido nada. Absolutamente nada. Ella solo se pasó las dos horas que estuvieron interrogándola sentada, mirando al frente sin marcar ninguna expresión en la cara.

Al final había sido verdad lo que decía el gigantón verde, y es que Natasha Romanoff no se había dejado atrapar para tendernos una trampa, había cometido un error. Como decía Bruce, por muchos recuerdos que tuviera de anteriores Natashas, solo llevaba unos meses de existencia, no podía ser tan perfecta.

Así que íbamos un paso por delante de ese Salón Rojo y de Hydra.

Y yo me alegraría si no fuera porque como estaba previsto, al día siguiente de conseguir arrestar a Romanoff yo tenía mi rueda de prensa. Sí, mi propia rueda de prensa, toda dedicada específicamente a mí. Fantástico.

Lo único que me aliviaba un poco era tener al Sr. Stark a mi lado, con el que seguía cabreado por los últimos acontecimientos con Steve, pero los cuales había decidido olvidar de forma estratégica en ese momento (por lo menos durante las horas que durara ese infierno).

Sabía que el resto del equipo estaba en alguna zona dentro de la sede mirando o por alguna ventana asomados observando directamente, incluso Hope y Scott se habían acercado con Cassie esa mañana para dar apoyo moral.

Steve había estado incluso más histérico que yo, y no sabía si era porque empatizaba conmigo o porque sabía lo malo que era hablando en público. Fuera como fuere, había estado muy cariñoso y mimoso la noche anterior cosa de la que me había aprovechado muy bien.

O puede que no tan bien, porque a pesar de mi rápida curación, esa mañana me costaba un poco sentarme en los sitios.

Oh dios mío, oh dios mío, oh dios mío.

En esta rueda íbamos a estar sentados, ¿y si la gente lo notaba? Seguro que lo iban a notar, iba a ser el hazmerreír de medio mundo, la tía May no podría salir a la calle sin que le acosaran por el sobrino que tenía.

Oh dios mío, oh dios mío, oh dios mío.

¿Estaba siendo muy dramático?

Seguramente no, ¿o sí? No lo sabía.

- ¿Estás bien, Peter?- habló una voz a mi lado haciendo que me sobresaltara, ¿dónde estaban mis malditos sentidos arácnidos?

"En el mismo sitio que tu dignidad" habló una voz en mi cabeza que se parecía terroríficamente a la de Flash.

Estábamos delante de los asientos donde teníamos que colocarnos, y Tony se había parado seguramente al notarme casi hiperventilar a su lado.

- Sí, Sr. Stark, no se preocupe.- afirmé en un intento de creerme mis propias palabras.

QueensWhere stories live. Discover now