Decisiones... ¿comunes?

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Que estaba nervioso era una forma demasiado simple para explicar cómo me sentía en esos momentos.

- Cuanto antes entremos antes se acabará- animaba en esos momentos mi no tan preciada pareja mientras sostenía mi mano, tirando levemente de ella para animarme a seguir andando.

- No me parece bien que se convoque una reunión para decidir algo entre todos que solo debería ser elección mía.- declaré con la voz más firme que pude formar.

Noté el suspiro que soltó Steve a mi lado justo antes de ponerse en frente mío sin soltarme la mano y cogerme de la barbilla para que alzara la cabeza y nuestros ojos se encontraran. Afirmaba que mi novio tenía los ojos más bonitos del mundo, y quien opinara lo contrario simplemente no podía tener buen criterio.

- Ya hemos hablado de esto.- dijo invocando otra vez su enorme paciencia para no entrar en una discusión en la que llevábamos enredados desde el día anterior.

Pero que le dieran por saco a él y a su paciencia.

¿Por qué tenían que decidir un grupo de personas, entre las que se encontraba gente que apenas conocía bien aún después de todos estos meses, nada sobre mi vida y mis estudios? Era de locos e ilógico.

- Y sigo pensando lo mismo que ayer.- dije intentando no distraerme con su asquerosa cara perfecta.

- Peter...

- Vale, vale, voy a entrar, te haré caso.- sin alzar la voz di un pequeño paso al frente, cerrando el espacio que nos separaba.- Pero no esperes que acepte lo que digáis sin discutir.

- Hecho.- dijo cerrando el trato con una pequeña sonrisa.

Era consciente de que esa reunión no acabaría bien para nosotros dos, porque sabía cuál era la opinión de Steve y que se oponía completamente a la mía. De la misma forma también sabía que al igual que yo lucharía porque se escuchara mi voz, él también lo haría, y estaba seguro de que la gente escucharía más al indiscutible Capitán América que a mí. Era frustrante.

Pero quería aprovechar ese pequeño momento que teníamos a solas antes de entrar para hacer unas adelantadas paces con él, para intentar que cuando saliéramos de esa sala, fuera cual fuera el resultado, los humos entre los dos estuvieran algo más calmados.

Así que subiendo mi mano libre hasta su cuello acerqué nuestras caras para unir nuestros ya muy conocidos labios, notando como en los suyos se formaba una pequeña sonrisa que chocaba con la mía propia.

La mano que me sujetaba la barbilla bajó hacia mi cintura, pero no la usó para acercarme más como solía hacer, solo la dejó ahí colocada para que le sintiera.

Era consciente que estábamos en un pasillo por donde en cualquier momento podría pasar alguien, pero ya no teníamos nada que perder, todos conocían nuestra relación, y pensaba que eso era una de las pocas cosas positivas que había surgido de los acontecimientos del día anterior. Poder acercarme a Steve cuando quisiera, poder cogerle de la mano y besarle en público si me salía de los testículos.

Bueno, en público tampoco, pero comparado con la intimidad de nuestras habitaciones, poder hacerlo por toda la sede era un completo alivio.

Pero todos esos pensamientos se vieron interrumpidos cuando una nerviosa voz a nuestras espaldas provocó que nos separáramos.

- Dios mío, lo siento, lo siento, no quería interrumpir, ha sido el ascensor, que se ha abierto de repente.- se excusó Scott Lang parado justo a la salida del ascensor, con los ojos un poco demasiado abiertos por la sorpresa junto a una Hope que solo miraba la escena con el ceño fruncido.

QueensWhere stories live. Discover now