Capítulo 12

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Ojos rojos como la sangre se abrieron lentamente, aún con la poca iluminación del lugar, pudo ver a su alrededor sin mayores dificultades que se encontraba en una especie de edificación subterránea.

Giro su cabeza de izquierda a derecha, parecía estar completamente solo, mas no lo estaba. El extraño cristal en el centro de la habitación llamo su atención, no por el hecho de que se encontrara ahí, sino por el hecho de que él una de las personas que se encontraba dentro de aquel cristal, junto con la mujer que más ha amado en la tierra.

- Es bueno ver que has vuelto Zeref - escucho a sus espaldas, esa voz... giro lentamente su cabeza, y ahí estaba ella, su cabello rubio opaco y sus enormes ojos verdes que lo miraban con un brillo especial y con un pequeño rubor en su pálido rostro.

- Mavis, es bueno verte otra vez - saludo el mago oscuro con una pequeña sonrisa.

- A mí también me da gusto, pero... crees que puedas hacer algo con tu ropa - pidió apenada la rubia girando su cabeza hacia la derecha, aunque su mirada nunca se apartó del cuerpo del pelinegro.

Zeref alzo una ceja ante aquello y bajo su vista hacia su cuerpo y se avergonzó al notar que no llevaba ropa con él, no sentía el aire haciendo contacto con su piel, así que por costumbre asumió que si estaba vestido, pensó por unos segundos hasta que hizo aparecer ropa similar a la que usaba mediante un hechizo de ilusión similar al de Mavis.

- Perdona, no me había percatado de aquello - se disculpó el pelinegro, aunque su tono de su voz seguía sin mostrar cambios.

- No te preocupes, yo estuve igual cuando aparecí, pero ven, vamos arriba - ofreció la rubia con una pequeña sonrisa.

Zeref asintió y avanzo para seguir a Mavis por las escaleras, al final de estas se encontró con el salón principal de Fairy Tail, y con una muy peculiar escena.

- ¿Qué acaso buscas pelea cara de hielo? - pregunto enfadado un muchacho de entre 10 y 11 años, de pelo azul claro ligeramente desordenado y ojos negros, con una pequeña bola de fuego en la palma de su mano.

- Por supuesto que si estufa andante - respondió otro muchacho de edad similar, de cabellos anaranjados y ojos azul oscuro, pegando su frente contra el primer chico.

Sin aviso previo, un chico parecido al peliazul, solo que su cabello era de una tonalidad rosa oscuro y de ojos azules como el mar salto por sobre ambos con una sonrisa en el rostro. No pudo evitar el ver a Natsu en ambos niños.

- ¡Da lo mejor que tienes cara de libro! - grito de pronto, mientras su brazo derecho se convertía en un látigo de agua.

- ¡Te he dicho que no me llames así balde de agua! - exclamo un joven de cabello azul y ojos rojos, trazando rápidamente runas mágica en su brazo derecho, transformándolo en un brazo de acero.

Todo el mundo reía a carcajadas al ver a los cuatro niños luchar en el centro del edificio, mas ningún adulto trataba de separarlos, Zeref se preguntó si realmente ese fue el gremio que los había derrotado ya hace 15 años, como dijo Mavis, o acaso había cambiado con el pasar de los años.

Siguió avanzando tranquilamente, sin llamar la atención de nadie, pues a veces, ni siquiera los años son suficientes para cerrar las heridas, así que prefirió no causar ningún revuelo con su presencia.

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