Capítulo 1

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Agosto

  Mis párpados duelen al intentar mantener los ojos abiertos, una fuente de luz desconocida alumbra directamente mi cara haciéndome sentir abrumada. Me remuevo en vano al encontrar diversas agujas incrustadas en mi piel.

“¿Qué carajos?”

La mascarilla que me da aire me molesta y la retiro a como de lugar, mi cabeza duele como nada y me siento muy confundida. Cubro mi cabeza con mis dos manos en un intento de calmar el dolor que me causa esta. Logró sentarme y mis párpados tardan en adaptarse a la luz de la habitación.

Paredes pintadas de blanco y verde menta me rodean, a mi lado diversos aparatos médicos, por ello mi aturdida mente cae en cuenta de que estoy en una clínica u hospital.

Intento buscar un botón que llame a alguien o tan sólo apagar el monitor ya que su sonido me aturde, pero al intentar moverme siento dolor en cada hueso de mi cuerpo.

Además de que prácticamente estoy atada, un yeso en mi brazo izquierdo y en el derecho más agujas de las que puedo contar-obviando que no estoy en mis cabales- me lo impiden, sumando la venda en mi cabeza y otra que se encuentra en mi tobillo, lo más seguro es que sea una especie de momia de la época moderna.

Respiro hondo intentando tranquilizarme, pero la verdad se me hace imposible con las fuertes palpitaciones de mi cabeza.

Estoy empezando a desesperarme cuando el sonido de la puerta abriéndose llega a mis oídos y suspiro agradecida.

Mi madre entra con el teléfono pegado a la oreja. Al principio me cuesta reconocerla por el hecho de que se ve muy diferente a lo que es siempre.

Los tacones y vestidos exagerados que siempre usa son reemplazados por ropa deportiva y converse, su cabello rojizo que siempre mantiene perfectamente peinado o alisado ahora está recogido en un moño desordenado.

—¿Madre? —llamo su atención y ella levanta la mirada buscando la mía, su expresión cambia radicalmente a una de felicidad y deja todo para correr a abrazarme.

Me estruja entre sus brazos susurrando perdones que no entiendo, sigue así hasta que me quejo del dolor que me causa su abrazo y me suelta.

—Lo siento, cariño no sabes lo preocupada que he estado, que hemos estado—se retracta dándome una sonrisa cálida.

Yo frunzo el ceño intentado decir algo coherente, pero de mi boca salen más que nada balbuceos.

Mi madre se apresura al llamar al médico que tarda aproximadamente unos cinco minutos en llegar.

En la espera mi madre acaricia mi cabello, aunque me duele un poco la dejo hacerlo ya que no es cotidiano en ella ser cariñosa. Mientras ella se aferra a mi como si fuera lo más preciado de su mundo una enfermera me examina.

—Buenas tardes, señora Evans—un hombre trigueño con bata blanca entra a la habitación y le da la mano a mi madre—Olivia

Dice mi nombre y incluso me cuesta caer en cuenta de que es mi nombre, todo es excesivamente confuso, y a parte del dolor de mi cuerpo siento un dolor más profundo al cual no le encuentro causa.

—Doctor—mi madre toma su mano con la elegancia que la caracteriza, a pesar de que en este momento está dócil no puede evitar dar esa mirada altiva que tanto odio.

Cuando Te Encuentre [Editando]✅Where stories live. Discover now