09 | Lazos corrompidos

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A propósito, mi cabello se llenó de arena por el regreso y la ida del mar cuando Rigel se había abalanzado sobre mí. En cuanto a Rigel, se calmó al pasar los minutos después de haber luchado demasiado contra la fuerza de Merak, quien lo sostuvo con los brazos pegados a su caja torácica por unos cuantos largos minutos, se escucharon en toda la playa las amenazas que salían de su boca disparadas hacía a mí. Al parecer, solo me había visto a mí estar en su casa porque no se alejó cuando tuvo el tacto de Merak en su cuerpo. Su rostro estaba rojo, bajo sus ojos había una sombra oscura que lo hacía verse aún más atemorizante. El chico turista se mantuvo al margen dado que no tenía ninguna razón por meterse en el asunto, sus expresiones eran serias y confusas, puesto que, al parecer no entendía que era lo que había causado tal acción brutal contra mi persona.

La oscuridad de la noche comenzaba a llegar, el lienzo del cielo tenía varios matices de azules y violetas, las estrellas se hacían visibles y la luna ya ascendiendo. Los insectos salen de su hogar y con ello los cangrejos que se esconden entre la arena seca. En cuanto a Rigel y Gemma se fueron a sentar dónde sus cosas se encontraban, mientras Merak me hizo tomar la toalla y comenzar a recojer a la luz de la reciente noche buscar cangrejos para la próxima broma. Si bien la primera había resultado mal, eso no quiso decir que no íbamos a seguir con el plan. A demás, ahora tengo razón para vengarme y por supuesto que estaba apuntado a aquello.

Dicho sea de paso, al finalizar con la búsqueda de los cangrejos más asquerosos, fuimos hasta la ronda dónde Rigel me dedicó una mirada sin expresión y se encontraba el chico turista que hablaba con gran resplandor, cuyo diálogo era sobre la reciente visita de un DJ en el pueblo y que pronto haría una fiesta en ésta misma playa, por lo general, es la playa más visitada por lo limpia y pulcra que casi siempre se encuentra, cabe destacar el casi siempre por alguno que otro turista que dejan su basura por ahí, pero ese no es el caso, sino que el chico turista hace de barman y no podrá estar disponible para bailar junto a nosotros.

Ya se encuentra la luna en lo alto, y eso quiere decir que es hora de la despedida, el chico turista se fue caminando por las orillas del mar, Gemma y Rigel se fueron con las manos entrelazadas, y por otra parte Merak con su lunar y yo nos escabullimos con los cangrejos en el manubrio de las bicicletas. No sabía con exactitud la cantidad de cangrejos, pero eran demasiados como cubrir la gran parte de su cuarto.

La brisa era fría a estas horas de la noche, el resplandor iluminaba el camino junto a los postes de luz y el mar calmado se veía bien en dónde me encontraba pedaleando. La camiseta sobre el asiento de la bicicleta y el pecho al aire era algo que nunca hacía, que por un lado me hacía sentir libre a pesar de estar en un pueblo como este, por otro lado satisfecho por amaneceres calurosos y noches frías. El castaño oscuro avanzó unos metros más para indicar que las luces de su casa estaban apagadas, quien diría que por las noches tiene su ventana abierta y el mosquitero enrollable. Dejamos las bicicletas apoyadas en el frente de la casa y nos acercamos hasta quedar frente a frente de la ventana, Merak levantó el mosquitero y pasó deslizándose ágil, y luego descolgó el ya mencionado para dejarme el pase libre y otorgarle la toalla con los dichos animalitos de playa. Uno que otro le agarró el dedo con fuerza, a mí no, pues claro, he ido a la playa con más frecuencia que el castaño oscuro y me he acostumbrado a sus predecibles movimientos.

En fin, cuando pasé deslizándome por la misma, puse cangrejos dentro de las prendas de ropa tirada en el suelo, cangrejos dentro de las cobijas, en su mesa de luz y por todo su cuerpo, Merak se quedó mirando por unos segundos como Gemma dormía abrazada a su lado. Teniendo en cuenta que esto era venganza por realizar tal atraco de chica, sabiendo que Gemma fue la que tomó la decisión de estar con Rigel, Merak no le tomó odio a ella ni a su relación. Esto solo es contra Rigel y su mal carácter. Mientras Merak dejaba la decoración de animalitos de playa en cada lugar, yo iba escribiendo otra notita: espero que con eso entiendas lo feo que es tu actitud.

Había algo con lo que no contaba, y era que me urgía ir al baño justo cuando deberíamos irnos afuera, y sin dudar no iba a orinar afuera frente a quien se le ocurra pasar a estas horas por la calle.

—Merak, debo ir a orinar. —le susurré y antes de que me diga algo de lo contrario, me fui directo al baño que al fin y al cabo logré encontrar justo cuando comenzó la función.

Al principio solo se escucharon gritos por parte de Gemma, y luego de Rigel. Gritaban y gemían del dolor, y de repente comencé a escuchar pasos hacia el baño, no me podía apresurar mas de la velocidad que aplicaba, y entonces cuando la silueta de Gemma abrió la puerta, me asusté y entonces me giré haciendo que mi orina la mojé por completo añadiendo parte de su rostro. Salió del baño a los gritos diciendo que había un extraño en el baño, pues, siquiera pudo ver mi rostro, no solo me causó gracia a grandes tamaños los gritos sino que había salido despavorida del baño por ser orinada.

Al subirme el short, un estremecedor miedo comenzó a invadirme el pecho, ahora debía de salir de allí sin ser descubierto. Abrí la cortina de la ducha en un intento de querer salir por la ventana pequeña que siempre se encuentran en los baños, pero éste no era normal, esta ventana tenía barrotes de metal. El sudor comenzaba a bajar por mi frente y las gotas caían de forma hilarante a mi pecho descubierto. Abrí la puerta del baño apagando la luz del mencionado, caminé hasta la puerta y fue ahí que escuché un ruido, como si alguien se hubiera chocado la pared, pero en cuando me giré para girar el picaporte, alguien me acorraló.

—Necesito tu ayuda. Ahora me toca a mí. —susurró contra mi oído. Apretándome aún más contra la puerta, un quejido vino después de que hablara y entonces nuevamente habló. —A no ser, que quieras ver arena y agua. —eso era suficiente. Me había dejado perplejo ante la mención de lo que había ocurrido hace tan solo unas horas.

—Bien. No es necesario que amenaces. —me dirigí tratando de hablar lo más claro, tenía la boca pegada a la puerta de madera que crujía cada vez más. —Te ayudaré.

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Nota de la autora:

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Nota de la autora:

Bueno, acá comienza a complicarse la cosa, pobre Merak. Pero sí, así son estos chicos.

Les gustó? La verdad es que me causó mucha gracia, imaginarmelo fue asqueroso y divertido a la vez.

Y hay algo que me tiene en una eterna intriga, qué carajos quería decirle Gemma a Acrux? Lo averiguaremos con el pasar de los capítulos, pero primero la venganza de Rigel quien se ve tan perverso como Mason de Mi desesperada decisión al principio de la historia, guiño guiño, si me entienden.

Gracias por leer, es un gran apoyo, que lo disfruten que esto es lo que soy.

Los quiero estrellitas 🌟

—Arcia Marz. ❤️

Las Estrellas Entre Nosotros. © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora