El convicto; BriWon

13

Young K estaba sentado en su litera y parecía muy concentrado en un libro. Me acerqué a él y me acerqué al borde de la cama, quedando agachado  en forma de bolita para intentar leer el título de la obra.

— Vaya... Y yo que siempre he creído que eras analfabeto....

— ¿Y de que de que va?— pregunté más animado al ver que no había hecho gesto de querer pegarme o mandarme a la mierda.

-Mmm...No lo sé, acabo de abrirlo y voy por la primera página— de pronto lo cerró y lo tiró con poco cuidado lejos de los dos. — Y bien, ¿Me vas a decir que es lo que pasa o tendré que sacarte las palabras de la boca?—. Yo suspiré y dejé de mirar el libro que había quedo en el suelo para mirarle a los ojos.

Me subí a su litera y me senté a su lado, él me miraba de reojo, pero no se movió ni un solo centímetro.

-—No sé porque insistes si no te va a importar ...-Admiti alzando los hombros.

— ¿Quieres dejar de hacerte de rogar y decirme de una vez que cojones te ha  pasado?— Sentí como me hacía pequeñito al escuchar su tono arrogante y amenazador, me moví poniendo distancia entre nosotros y aparté la mirada para pensar en como empezar a explicar.

— Un guardia... Ha venido uno y...

— ¿Te ha hecho algo?—Preguntó Minho, algo... ¿molesto? No, imposible.

— No. Escucha, y deja de interrumpir. me pidió que le acompañara, que querían verme.

— ¿Y lo hiciste?— Gruñó interviniendo otra vez, lo cual hizo que mi paciencia empezara a agotarse.

— ¡Sí! Y joder, déjame terminar—. Suspiré y el asintió volviendo a prestarme toda su atención. —Bien. Era mi madre—. Hice una pausa al sentir como se empezaba a formar un nudo en mi garganta. Suspiré hondo a pesar de que el pelinegro me miraba impaciente con esos ojos impasibles que me congelaban. — Quería algo, bueno, ya sabes.... — Él asintió y yo traté de seguir, pero era un manojo de nervios bajo su atenta mirada. —Y- y yo... Dios, no puedo hacer esto.

Tal vez eran aluciones mías, o asa noche hacía más frío que otras, o tal vez se debía a la reciente "perdida" de mi madre y herman... Desde mi punto de vista eran buenas hipótesis, pero desde otro, no serían más que excusas, sea lo que sea sé que necesito al pelinegro, necesito su apoyo de una forma u otra...

—Y-young K...— le llamé con un murmullo y él se acercó a mí, alzó una de sus manos y acarició mi mejilla, llevándose por delante las escurridizas lágrimas que se habían escapado sin permiso. —Bésame.

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Sí, este capítulo es corto, así que no os asustéis si el día de mañana o pasado veía un capítulo menos, pues estoy pensando en juntarlo con otro...