04

76 9 3
                                    

Ya había pasado un día desde que Jae me dijo lo de ser la puta de "Brian" según he escuchado como uno de los apodos que le tienen.

Un día ha pasado en el cual no he tenido contacto alguno con él. Cuando él llegó yo dormía y cuando desperté, él ya no estaba en la celda, así que no supe nada de él. Tampoco es que me importe mucho, mientras más alejado de él esté, mejor.

Era por la mañana. Me había levantado temprano cuando oí el ruido de la celda al ser abierta y bi como Young K estaba dispuesto a hacer algo de lo que yo no edtaba enterado. Estaba quieto, mirando su parte de litera desde abajo.

Creí que ser un convicto iba a ser más "divertido" pero a este paso me moriré por el aburrimiento...

Un rato más tarde, Young K se fue y oí la celda abrirse una vez más. Supuse que sería mi compañero, pero en su lugar entró un guardia que entró para sacarme de la litera a la fuerza. Me tiró contra la pared del pasillo, logrado que un sonido de queja saliera de mis labios.

– Deja de quejarte y ve a ducharte.– Dijo fuerte, casi soltando un gruñido. Abrí la boca para contestar, pero por primera vez pensé que sería mejor no hacerlo.

Por lo que me limité a suspirar y a paso muerto, me dirijí a las duchas, las cuales me había enseñado ayer el rubio. También le había explicado que tanto Young Hyung, como Sungjin tenían las suyas propias que evidentemente, se encontraban en mejor estado que las otras.

No era la primera vez que estaba en un baño público, pero tenía que admitir que desnudarme frente a todos estos hombres me daba vergüenza y sobre todo, miedo, mucho miedo.

Al entrar evidentemente, todos estaban desnudos. Algunos de ellos eran corpulentos, estaban en forma y llevaban algún que otro tatuaje por sus cuerpos. Mientras que por otro lado, los habían también con cuerpos finos como el mío, poca masa muscular y con los ojos bien abiertos por si algo pasaba.

Físicamente yo era un gusano desnutrido. Las semanas anteriores al juicio a penas comía y comía por los nervios y el no poder parar de pensar en lo que había pasado ese día. Y en un lugar como este soy consciente de que no dudaría mucho siendo virgen, pero la esperanza es lo último que se pierde, ¿no?

Una vez en el vestuario, comencé a quitarme la camiseta. Parecía una gelatina. Después me quité los pantalones y finalmente la ropa interior quedando completamente desnudo, pues solo tenía una, por lo que no podía permitirme el lujo de mojarla. Dejé la ropa en el banco y volví a suspirar mientras me preparaba mentalmente.

"Ahora solo tienes que ir a las duchas, mantenerte alerta mientras lo haces, ir a vestirte y volver a la celda en el menor tiempo posible."

Decidido me dirijí allí, pero un agarre en mi muñeca detuvo mi avance. Me quedé estático, notando como alguien susurraba a mi oído y ponía sus manos en mi trasero para acariciarlo sin mucho cuidado.

Apreté mi mandíbula mientras sentía rabia e importancia. Molesto por las miradas de pena que me daban otros convictos de aspecto débil.

– Suéltame idiota–. Gruñí entre dientes como pude, ya que por dentro solo quería despertar de esta pesadilla.

No le veía, pero pude sentir como el hombre que me apresaba con su cuerpo tenía una sonrisa en su rostro al verme de ese modo. – Mmm... no me gusta el vocabulario que sale por esa boquita. Supongo que voy a tener que castigarte pequeño–. Hablaba lentamente, su voz era grave y usaba un tono suave cerca de mi oído como si intentara persuadirme. Eso me provocaba escalofríos.

Sentí como una de mis nalgas se libraba de la presión por unos segundos, pero se escuchó un golpe seco y sentí un gran dolor en aquella nalga.
Poco después noté como estas eran separadas por el hombre mientras mordía mi cuello hasta que una delgada línea de sangre brotó.

– ¡D-déjame idiota!–. Gruñí, tratando de hacer que mis palabras sonaran firmes sin mucho éxito. Forcejeé para poder liberarme, pero el hombre no hizo mas que apretar el agarre de mi brazo causándome gran dolor.

Noté como algo presionaba mi trasero tratando de encontrar mi entrada para violarme cuando una voz retumbó en los vestuarios y pude ver como el rostto de todos se llenaban de pánico.

– ¿Thomas, qué estás haciendo?– Reconocí la voz al instante y no pude evitar preguntarme qué hacía el allí si tenía privilegios que lo mantenían alejado de lugares sucios como este.

Algunos convictos decidieron salir del lugar, mientras que otros prefirieron darse la vuelta para no encarar al rey. Yo seguía de espaldas e inmovilizado por las fuertes manos del hombre, algo ajeno a lo  que esos dos hablaban de lo que me pasaría.

– ¡Young K!– habló mi agresor riendo nervioso, sonaba como un idiota. – Mira, acabo de encontrarlo. ¡Recién llegado!– Me dió la vuelta, acercándome a su cuerpo y dándome otro fuerte azote que hizo que me quejara y casi me pareció ver al pelinegro gruñir.

– Lo veo Thomas, ya lo veo. ¿Pero sabes si lo que has encontrado ya tiene dueño? – Preguntó y se acercó a mí y mi agresor, quien inconscientemente apretó el agarre ligeramente.

– ¿Qué pasaría si su dueño se enterase de esto?– Habló con cierto tono de molestia en sus palabras.

Yo fruncí el ceño por la forma en la que hablaban de mí, como si no estuviera delante, como si fuera una mascota, un objeto… como si no valiera nada. Quería quejarme, pero decidí no hacerlo por si el orgullo del pelinegro se veía atacado y dejaba de defenderme.

La mano de Thomas seguía estática en mi trasero que ya comenzaba a doler. Cada vez que me movía tratando de librarme del agarre, daba un apretón para recordarme que debía mantenerme quieto y que no tendría posibilidad alguna de salir victorioso si me enfrento a él.

– Le pegaría, claro–. Mi agresor habló sacando pecho.

Por unos instantes tuve la esperanza de que mi compañero de celda se abalanzara sobre el hombre y me liberarse aúnque sabría que tendría que dar algo a cambio...

Desde luego eso no sucedió y toda esperanza se desvaneció cuando Young Hyung suavizó su expresión y volvió a hablar despreocupadamente. – Oh… muy bien, pues que lo disfrutes–. Dió media vuelta y comenzó a marcharse del lugar.

No daba crédito a la mierda que acababa de pasar. Tuve esa chispa de esperanza de me ayudaría, pero eso no era ni mucho menos realista. Él era el rey y yo un simple desgraciado en lo más bajo de esta asquerosa jerarquía.

Empujé su pecho con ambas manos cuando Thomas me apresó contra la pared. Jadeaba por el esfuerzo y la frustración al no poder hacerle retroceder ni un milímetro.
Él es el fuerte y yo el débil que debe someterse. A no ser qué… recordé lo que dijo  Jae. No estaba seguro de hacerlo, eso sería un golpe duro para mi orgullo y sería salir de un pozo para meterme en otro mucho más profundo. Pero de nada servía ya, si quería salir de esa era mi única opción.

Así que respiré hondo y sin dejar de forcejear mientras notaba como un intruso amenazaba en entrar en mí, abrí la boca para hablar.

– ¡Le pertenezco!– Grité avergonzado de mí mismo por lo que acababa de decir. – ¡Yo le pertenezco a Young K!

· · ·· ·· ····· 🕊️ ····· ·· ·· · ·

Hola, siento la tardanza. He añadido la 2 mitad del capítulo y mañana subiré el 5. Espero que os guste.

Otro punto a añadir. La historia y hechos son los mismos que la versión original, pero la forma en la que lo escribirlo es más detallada.

El convicto; BriWonWhere stories live. Discover now