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"Ella no es la misma a la luz del día"- Serial Killer, Moncrieff x Judge
Arabella había ido al hotel donde estaba Joe luego de agradecerle a su amiga por su apoyo, va a ver al hombre el cual se encuentra dormido, suspira esperando que el hombre pueda ser nuevamente feliz porque se lo merecía. Su mamá lo hubiese querido. Aquella noche y las siguientes no puede dormir mucho, sintiéndose especialmente triste.
Los siguientes dos meses, Arabella acompaña al hombre por sus aventuras por el mundo, había decido hacer un viaje cumpliendo todas esas ideas locas como hacer turismo aventura. Vivía cada día como el ultimo y su hijastra estaba allí a su lado sacándole las pocas sonrisas que ahora tenía sobre todo luego de la noticia que le había dado. Tenia que cuidar a Arabella.
- Arabella, Arabella eres peor que una niña de tres años- ríe el hombre al ver como se sentó en el suelo sin ganas de pararse de aquella pequeña tiendita hasta que cumpliera el capricho de comprarle aquel peluche que le gustaba- deja tu berrinche te compraré ese maldito oso raro que te gusto
- ¡Bien! - sonrie ella poniéndose de pie – vez que no era tan difícil
La señora que atiende sonrie entregándole el peluche en forma de llama, ella sonrie abrazándolo a su cuerpo mientras Joe paga con su tarjeta de crédito.
- Eres el mejor padre del mundo- sonrie ella besando su mejilla
Joe niega yendo con ella hasta una banca donde ambos se sientan, ella bebe de su soda sin dejar de soltar su llama mientras hace una mueca al sentir un movimiento en su estómago.
- Sabes que puedes vivir conmigo en Seattle, no te estoy sacando de casa pequeña
- Lo sé- sonrie ella apoyándose en su hombro- pero debo crecer y contigo mimándome será imposible
- Pero
- Si necesito ayuda serás el primero al que se la pediré.
El hombre sonrie abrazándola, besando su frente.
- Puedes que no tengas a Alexis, pero me tienes a mi ¿sí?
Arabella asiente viéndolo, apoyándose en su pecho.
- Le romperé la cara al idiota de Grey cuando lo vea... ¿Quién es tan imbécil para dejar ir una chica como tú?
La chica ríe despacio abrazándolo.
- ¿Puedo llamarte cada día? - dice ella viéndolo
- Si- responde el viéndola – eres mi pequeña princesa también
Arabella asiente abrazándolo con más fuerza.
- Gracias por estar para mi todo este tiempo- murmura viéndolo- cuando solo quería estar en una cama y echar raíces, gracias por patear mi trasero sacarme de allí a pesar de todo lo que estas pasando.
