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( 3 días después del tweet de yeonjun)

Los largos dedos de Soobin acariciaban con fuerza las teclas de aquel piano, provocando que la sonora melodía chocara por todas las paredes haciendo eco, era rápida pero al mismo tiempo lenta. El pelipurpura expresaba todos sus sentimientos a través de las teclas, con los ojos cerrados y el corazón palpitando al ritmo de la música, solo disfrutando su pequeño momento.

Al terminar, su respiración estaba agitada, se mantuvo con los ojos cerrados hasta que unos aplausos lo sacaron de su burbuja. Levantó la vista confundido por saber de quién provenían esos sonidos, fue cuando vio a Beomgyu entrando en la sala de estar con esa genuina sonrisa que tanto lo caracterizaba mientras aún aplaudía con lentitud al talento de su mejor amigo.

— ¿Beomgyu? ¿Qué haces aquí? — preguntó el pelipurpura.

— Bueno ya que llevas días sin ir a la escuela, sin responder mensajes y llamadas, me preocupé — habló con simpleza, esta vez manteniendo sus manos dentro de los bolsillos de su sudadera.

— ¿Cómo entraste?

— ¿Qué eres? ¿Un inspector? — preguntó sarcásticamente, Soobin se cruzó de brazos al tiempo en que amenazaba a su amigo con la mirada. Beomgyu rió — Tu mamá me dejó entrar, pensó que te vendría bien algo de compañía.

— Pero... mamá se fue hace casi dos horas.

— ¿Cuánto tiempo crees que llevo aquí?

Ambos se miraron por varios segundos hasta que los dos soltaron una risita, estaban felices por verse de nuevo. Soobin se recorrió un espacio en el banco en el que yacía sentado frente al enorme instrumento, así dándole paso a Beomgyu para que se sentara a su lado.

El castaño presionó alguna que otra tecla, las cuerdas temblaban debido a su acción así provocando que el bello sonido del piano se escuchara por toda la habitación, después de algunos segundos Soobin se le unió creando una melodía sin coherencia pero divertida para los mejores amigos.

— ¿Dónde está tu celular? — preguntó Beomgyu de repente sin dejar de jugar con las teclas del piano.

— Se quedó sin batería.

— ¿En serio? ¿No podías cargarlo o algo así? — preguntó de nuevo el castaño, está vez con el ceño fruncido. Soobin suspiró.

— La verdad es que no quería saber nada más de Yeonjun o de la preparatoria en general, quería desconectarme del mundo por unos días — Beomgyu dejó de tocar el instrumento para mirar al pelipurpura, Soobin no era del tipo de persona que se escondía de los problemas en lugar de afrontarlos pero vaya que todo ese juego de mentiras le había afectado drásticamente.

— Bien en ese caso, hay algo que tienes que ver — Beomgyu no le dio tiempo de responder o si quiera cuestionarse pues le mostró su teléfono con el tweet de Yeonjun en él, Soobin miró a su amigo, el castaño se limitó a asentir con una sonrisa para dejarle el aparato ahí e ir a la cocina, no perdería una oportunidad para comer galletas en forma de dinosaurios.

El castaño husmeaba entre los estantes de la cocina, que por supuesto, debían contener gran variedad de comida. Había cajas de dulces, ramen, y galletas, en cuanto encontró lo que buscaba sus ojitos brillaron, cualquiera que lo viera de quella manera, diria que era la cosita más tierna del mundo por lo que, emocionado como un niño pequeño, abrió la caja de galletas para tomar una y llevársela a la boca, disfrutando el sabor del pequeño tiranosaurio que acababa de comer.

Sin embargo, su felicidad duró poco pues escuchó algunos sollozos provenientes de la sala de estar, rápidamente se acercó para ver qué estaba pasando, fue ahí donde vio a Soobin hecho un verdadero desastre, llorando como si no hubiera un mañana y con la cara relativamente roja.

Beomgyu, dejo la caja colorida sobre un mueble, para acercarse con cuidado y quitarle su teléfono a su mejor amigo, dejándolo a un lado, tomó la carita del pelipurpura entre sus manos, tratando de limpiar las lágrimas con sus pulgares que salían como si de una fuente se tratase.

— Aún lo amas ¿Verdad? — preguntó el castaño con una sonrisa comprensiva, el pelipurpura se limitó a asentir, pues el nudo en la garganta no le permitia emitir una sola palabra. — Si lo amas, entonces ve por él, aún no es tarde.

Soobin con los ojos cristalizados miró el reloj que se encontraba en la pared, faltaban solo diez minutos para que fueran las seis en punto, por lo que decidido pasó su brazo por sus ojitos, a modo de limpiarse las lágrimas y de paso apartando las cálidas manos de su mejor amigo, se levantó del banco frente al piano, el castaño lo miró atento.

— ¿Creés que siga ahí? — preguntó Soobin inseguro refiriéndose a Yeonjun.

— ¿Por qué no vas a comprobarlo por ti mismo? — contestó Beomgyu con otra pregunta, sonriendo, el pelipurpura sonrió en grande, rápidamente caminó a la entrada de su casa para ponerse sus zapatos torpemente y en un vano intento de ponerse un suéter de manera rápida y eficaz.

No dijo nada, no se despidió, solo abrió la puerta de su hogar y salió corriendo en dirección al parque qué estaba cerca de la escuela. Tal vez su apariencia no era la mejor, sus ojos estaban hinchados, sus ojeras eran de un notable color lila, estaba vestido solo con una pijama un tanto sucia pero eso no importaba para nada en ese momento. Mientras sus largas piernas trabajaban arduamente para no cansarse, recordaba todos los momentos que había pasado con junto al rubio, aún siendo buenos o malos, todos se reproducían en su mente como una película. Otra vez, las lágrimas nublaron su vista, sin embargo las limpió de inmediato.

Al llegar al parque corrió un poco más, buscando el lugar exacto del que hablaba Yeonjun en aquel tweet está vez desesperado, pues no sabía cuánto tiempo había tardado en llegar ¿Y si ya era demasiado tarde? ¿Y si se había cansado de esperar? Todo eso era lo que Soobin pensaba, pero todo dentro de él se tranquilizó cuando vio a un chico rubio sentado a casi un metro de él con la cabeza gacha.

Soobin no sabía que hacer, se quedó atónito al verlo ahí, tanto su respiración, como su corazón se habían acelerado aún más después de correr, solo con el simple hecho de verlo todos sus sistemas eran alterados, además el nudo en su garganta se hacía cada vez más grande, sentía que podía morir asfixiado.

Por su parte, Yeonjun suspiró fuertemente, era la tercera tarde que se quedaba esperando por horas, no se arrepentía pero comenzaba a desesperarse, por lo que decepcionado de la repetitiva rutina de los últimos tres días se levantó de esa banca, tomando su muchila y decidido a irse de ese lugar, no obstante, paró sus pasos bruscamente cuando miró a un lindo chico de cabello púrpura parado ahí, frente a él.

— ¿Soobin-ah? — preguntó Yeonjun con los ojos entrecerrados, ingenuo, dudando si era real o falso lo que estaba viendo.

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Hola bebés! Discúlpen por no actualizar en varios días :( quise hacerlo en año nuevo pero no pude porque no me dió tiempo, en fin, originalmente este capítulo sería muchísimo más largo pero decidí dejarlo ahí tipo "suspenso" y eso, espero que les guste


~yuki🌙

𝐒𝐈 𝐒𝐔𝐏𝐈𝐄𝐑𝐀𝐒 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 | 𝐘𝐄𝐎𝐍𝐁𝐈𝐍Where stories live. Discover now