09 | No es la persona que crees

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Medito mis próximas palabras durante varios segundos, porque no tengo muy claro cómo sacar el tema

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Medito mis próximas palabras durante varios segundos, porque no tengo muy claro cómo sacar el tema. No me sale soltar un «¿Te apetece salir un día conmigo?». Aunque viendo mi pésima capacidad para ligar, quizá es lo más sencillo para evitar complicaciones. Me insuflo ánimos, pero cuando estoy a punto de hablar, Elijah se me adelanta:

—¿Qué haces aquí? —pregunta sin apartar la mirada de mí.

Me ve rodearme con los brazos y asume que es por frío, pero nada más lejos de la realidad. Lo que pasa es que estoy muy nerviosa. Seguro que piensa que estoy loca. Salgo al balcón con intención de proponerle salir y me quedo callada. Niego con la cabeza. Cuando veo que camina hacia el interior, tal vez para buscar algo que me mantenga protegida del frío nocturno , le tomo del brazo para impedir que se marche.

—No tengo frío —digo. Él no se ve muy seguro, pero no se mueve de mi lado. Me doy cuenta de que mi mano aún rodea su brazo y la retiro como si cualquier contacto con él me quemara—. En realidad, venía a...

Ni siquiera me da tiempo a acabar la frase. El tono de llamada proveniente del teléfono de Elijah llena el ambiente. En la pantalla vislumbro, de manera fugaz, el nombre de Baylee. Mi plan se va por completo a la mierda. Por un instante creo que va a rechazar la llamada, pero en cuanto veo que se disculpa con la mirada, sé que no tengo nada que hacer.

—Lo siento —murmura, antes de abandonar el balcón y dejarme sola.

Fijo la vista en el frente y junto al aire de Londres que me acaricia la cara, escucho resquebrajarse un poco mi corazón. He estado a punto de pedirle una cita, cuando él parece muy interesado en esa chica. Lorie se equivoca. Arriesgar en el amor siempre te acaba rompiendo. No quiero entrar y volver a toparme con él, pero tampoco puedo pasarme la noche aquí fuera. Dejo escapar un suspiro y tras mirar por última vez el cielo bañado de estrellas, entro.

La mirada de Lorie se cruza con la mía en cuanto me cuelo en la cocina. No necesita mucha información, para comprender que no ha salido bien. Deja un momento lo que está haciendo y viene hasta mí.

—¿Te ha dicho que no? —pregunta en voz baja. Jena se halla a tan sólo unos metros.

—No se lo he preguntado —Frunce el ceño, no muy contenta con mi respuesta. Cree que me he rajado, así que añado—: Baylee le ha llamado.

Parpadea, asimilando mi confesión.

—Ralen tenía razón —digo, recordando la noche del restaurante, cuando asumió que Baylee y Elijah eran más que amigos.

—¿En qué tengo razón? Si se puede saber, claro. —Está de espaldas a mí, pero reconozco esa voz.

No quiero girarme, porque me muero de la vergüenza. Espero que no haya escuchado nada de mi conversación con Lorie. Mi amiga no muestra ninguna simpatía y me susurra algo al oído antes de dejarme sola en la batalla. Cobarde. Me giro, con calma, dándome tiempo a pensar en una respuesta que pueda servir, pero no encuentro nada.

Pintando constelacionesWhere stories live. Discover now