Capítulo 1. Delilah <3

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Presente

Hay momentos en la vida que nunca se olvidan. Para mí, esos momentos son con una pelota entre mis pies.

Como ahora, en el primer partido de la temporada.

Miro a mi derecha y paso la pelota hacia Holly. Ella esquiva al defensor con mucha facilidad y se posiciona para patear.

Su pie toca la pelota y con un suave movimiento, lleno de potencia, patea.

No entra.

El silbato suena indicando el fin del juego.

Perdimos.

Mierda.

―Está bien ―le digo a Holly cuando me acerco a ella―. Hicimos lo que pudimos. El próximo partido será.

Ella suelta un suspiro frustrado.

―De verdad quería ganar.

Caminamos fuera de la cancha para encontrarnos con el resto del equipo dentro del vestuario. Todas se encuentran tomando grandes sorbos de sus botellas y las caras tristes no carecen.

―Que esta derrota sea una lección ―habla la entrenadora McGonnly cuando entra―. Subestimamos a nuestro contrincante y este fue el resultado.

De verdad creí que íbamos a ganar. Pero ellas jugaron tan bien.

―Retírense y nos veremos el lunes después de clase ―la entrenadora sentencia.

Ubico mi bolso sobre mi hombro y salgo del vestuario. Mis pantorrillas están adoloridas pero es algo a lo que ya estoy acostumbrada. Todavía tengo mis canilleras puestas y mi camiseta toda sudada. Cualquier persona que me vea en este estado deplorable se alejaría de mí y no la juzgaría. No me quiero imaginar como huelo.

―Me había olvidado que se sentía perder ―Cam murmura a mi lado.

―Tú y yo, Cam.

Caminamos por el estacionamiento hasta llegar al auto de Holly. Ella ya se encuentra allí, con su celular en mano. Seguramente le está contando a su novia sobre nuestra derrota.

―Saluda a Rach de mi parte ―le digo cuando me siento a su lado mientras Cam sube atrás.

Ninguna dice nada a lo largo del camino. Estamos muy decepcionadas como para hablar. Nos tomó desprevenidas. Lo peor es que estábamos demasiado confiadas, muy seguras. Y así nos fue.

Holly conduce hasta llegar a mi casa y me despido de mis amigas.

―Papá, ya llegué ―grito cuando entro.

―En la cocina ―me responde y me dirijo allí.

Ahí se encuentra papá con Andrew, comiendo frutillas, que en mi humilde opinión son la mejor creación del mundo.

Dejo caer mi bolso y tomo asiento junto a mi hermano.

―¿Pensaban guardarme alguna?

Le arrebató una frutilla a mi hermano y me la como. Él se queja y mi padre me da una mirada amenazadora, a la cual le respondo con mi sonrisa más dulce.

―¿Cómo estuvo el partido? ―pregunta, olvidando lo sucedido.

Suelto un suspiro agotado.

―Perdimos.

Los ojos avellanas de papá y Andrew se abren como platos.

―¿Perdieron? ―dice mi hermano sorprendido.

―Eso es algo que no veía venir ―comenta papá.

―Nosotras tampoco, pero no voy a dejar que me afecte. Este fue el primer partido de la temporada. No dejaré que esto defina a nuestro equipo. ―No sé si lo dije para convencerme a mí o a papá. Mi primer partido como capitana y ya perdimos. ¿Qué pensará el equipo de mí?

Conviviendo con el EnemigoWhere stories live. Discover now