Billy jaló de sus pantalones suavemente, estaba sentado en la cama de edredones recién lavados, con las piernas convenientemente abiertas y sus manos apretando las caderas de Steve.
—Vamos, relájate, no abrirá la boca —el castaño suspiró, avanzando hacia el espacio hecho suyo y observando aquellos ojos azules.
—Confío en ella, es solo que... Ya sabes, es vergonzoso.
Billy sonrió suavemente, empujando sus pulgares bajo esa camisa costosa y acariciando ese fuerte abdomen.
Steve seguía de pié, poniendo resistencia a sentarse en su regazo.
—Lo olvidarás en un segundo, princesa, déjamelo a mí —y los cabellos rubios no tardaron en hacer cosquillas sobre su piel cuando Billy acercó sus labios.
La oleada calurosa vino con prisa, pero la charla con Maxine regresó como un recuerdo constante en su memoria.
—... Entiendo, él tiene a sus torpes amigos, pero yo no lo soy, no me siento como ellos, eso creo —ojos brillantes parpadearon —é-él me tomó de la mano la otra vez, dime que eso no es más que una amistad.
La pelirroja estuvo sentada sobre el viejo mueble hace unos minutos, hablando con Steve sobre asuntos personales que parecían la mejor charla para una tarde de invierno.
—Max, los chicos son unos idiotas... —Steve y la pequeña niña pecosa afianzaron un lazo de confianza con el tiempo, siendo el mayor quien la aconsejaba sobre asuntos cotidianos que había pasado en su adolescencia —lo somos, no mostramos nuestros sentimientos primero, por muy linda y perfecta que sea una chica, necesitamos una señal, un guiño o un sonrojo y entramos en la cacería...
—¿Cacería? —su frente se arrugó casi al instante —no somos animales.
—Muy bien, lo siento, lo siento... —acomodó su brillante cabello mientras se extendía en el sofá —solo no queremos dar un paso si no estamos seguros, es por eso que incluso tratamos mal a una chica para llamar su atención, la hacemos sentir que no nos importa para ver alguna reacción que nos dé una pista...
—¿Debo dar una pista?
—No, Max, absolutamente no —Steve se inclinó sobre sus rodillas esta vez—debes ser tú misma sin importar lo que esperes de Sinclair ¿Entendido? Es un chico, hará millones de estupideces... —decir todo esto era admitir cada error en el pasado. El castaño se enderezó al pensarlo —pero si es el adecuado, no te hará esperar, MadMax, yo no lo hice con Nancy.
Sus pequeños y azules ojos rodaron por el apodo.
Se había popularizado muy pronto.
—¿Entonces solo está llamando mi atención tratándome como a un chico de su grupo?
Era inteligente.
—Exactamente, es otro idiota, todos ellos son unos idiotas, no hay excepciones —Steve lo dijo mientras observaba la pequeña televisión con una sonrisa de lado —Tu propio hermano a veces es un imbécil con todo el mundo.
—¿Con las chicas?
—En especial con ellas.
La casa Hargrove se sentía sucesivamente más cómoda que una anterior visita.
Quizás era el hecho de haber arreglado el desastre de ropas en cada rincón del tapizado.
—¿Lo es contigo?
Steve volteó a ver a la pequeña pelirroja que lo escrutaba fijamente.
Casi siempre era una mirada demandante cuando quería una respuesta.
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Queers (Harringrove)
FanfictionOscura noche de corazones rotos. Mierda. Steve estuvo devastado mientras se escabullía entre el tumulto de adolescentes ebrios coreando canciones a felicidad pura. Billy necesitaba enterrar la fama del jodido rey de Hawkins de alguna manera. #01 en...