La vida de un lobo y una triste despedida

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Había pasado una semana desde que Kota se unió a la manada.
Izuku se había encargado de guiarlo por la vida y tal como su padre, le enseñó a sobrevivir aunque sólo tuviera 3 años.

Kota parecía aprender bastante rápido y también se había acostumbrado a vivir con ellos.
Cuándo no viajaba en el lomo de su padre, juagaba con los cachorros, practicaba sus aullidos e incluso aprendió a caminar sobre sus cuatro extremidades.
Pero algo lo estaba molestando y era el hecho de que no se parecía a los lobos, después de todo era un simple humano, además no se podía comunicar con ellos e Izuku era el único que podía hablar con el.

...

Kota se encontraba sentado en la cima de la cueva, pensando en su vida la cual había dado un giro de 360 grados en poco tiempo, cuando fue interrumpido por Izuku que apenas llegaba de cacería.

Izuku: Kota, ser hora de comer, venir adentro. - ordenó en su forma humana, pero el pequeño no respondió, se acercó y lo sacudió un poco - Kota, ¿qué pasar?.

Kota: - salió de sus pensamientos y habló con el - ¿Eh?, lo siento, sólo estaba pensando. - tenía que contarle lo que realmente pasaba, ya no lo podía esconder - Papá, ¿cómo te sentiste cuando llegaste a vivir aquí?.

Izuku: - se sorprendió con la pregunta, pudo mirar en sus ojos como la tristeza se hacia presente, tomó un respiro y contestó - Izuku sentir que no pertenecer por ser diferente, pero papá decir que Izuku ser especial por no parecer como lobos. Kota sentir que no pertenecer ¿verdad?.

Kota: Si, pero quiero saber ¿Por qué me aceptaste?. - preguntó confuso mientras miraba sus manos.

Izuku: Porque Kota ser como Izuku. - Se sentó a su lado y continuó - Izuku no tener familia cundo ser pequeño y no saber que hacer, pero alfa adoptar pequeño Izuku y educar para ser gran alfa, manada ser feliz con Kota, no deber estar triste.

Kota: - sonrió ante lo dicho y lo abrazó e Izuku correspondió - Gracias, pero realmente me gustaría ser como los lobos, ¿me enseñarás a hablar como ellos?.

Izuku: Si, pero tu enseñar palabras humanas.

Se levantaron y fueron a la cueva para cenar.
Kota debia esperar para poder asar un pedazo de la carne pues no podía comerla cruda como Izuku ó los demás.
Kota podía vivir con ellos pero aún así tenía que hacer algunas actividades humanas como bañarse en los ríos, ejercitarse, dormir en un lugar comodo, por suerte Izuku tenía un pequeño colchón que sacó de unos cazadores que abandonaron el lugar por miedo a los lobos, y también tenía unas cuantas mantas para que no pasará frío.
Su vida era perfecta no podía pedir nada más.

Pero a sus 4 años el regalo que recibió lo hizo aún más feliz.

...

El día del cumpleaños de Kota había llegado y todos los lobos prepararon un festín en su honor, lo cual incluia: mucha comida y algunas frutas para él.
El día transcurrió sin problemas, todos se divirtieron y quedaron satisfechos, pero en la noche Kota recibió algo de lo que se había olvidado: su quirk.

Izuku el lobo alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora