AGUA

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No sabía por dónde comenzar, mi cama fue la primera opción, pero después de haber elegido lo que me pondría el día de hoy, se había llenado de toda la ropa que había puesto en la silla y aún seguía sin tenderse, así que mejor opte por bajar todos los trastes -tuve que dar dos vueltas para bajar toda mi vajilla- ordené la ropa, la guarde, tendí la cama, organicé el escritorio, tiré la basura del pequeño bote del escritorio, tomé la escoba y el recogedor y saqué todo el polvo que vivía conmigo, no lo extrañaré. Y cuando me di cuenta, no reconocía mi habitación, parecía que estaba en el cuarto de mi hermano, sólo que mejor decorado. La ruidosa voz de Alejandra Guzmán inundaba la habitación, pero al menos me reconfortaba un poco. Fue entonces que mi celular comenzó a sonar y noté que era la llamada que estuve esperando toda la mañana.

-¿Acaso te vienes levantando? Son las doce, mujer-

-Lo siento, no puedo evitar ser una mujer que le agrada demasiado su cama y puede darse el gusto de dormir un poco más porque no tiene nada bueno que hacer- y ahí estaba Sam, siendo la chica despreocupada y liberal con el único propósito de ver cómo seguía el amigo que hace dos días no dejó dormir por el mismo problema que anoche.- y bien, ¿Qué dijo Jessica?-

-Nada que no haya escuchado ya en todas las fiestas y que nunca cumple porque siempre desaparece cuando todo comienza- se escuchó una leve risa por el otro lado del teléfono.-sabes que no puedo sacarlo de mi mente-

-sí, y también sé que puedes decirme esto por teléfono pero cuando todos tratan de hacer bromas con el tema siempre dices "ya lo olvidé, ya cállense"-baje a un volumen discreto a Queen sólo porque Sam no habla demasiado bien cuando esta adormilada.- no puedes ocultar cien por ciento tus sentimientos Emanuel, todos lo notamos-

-Mira quién habla, la chica que hace menos de dos meses terminó con su novio y en dos semanas ya había alguien más, pero tampoco quiere soltar a su ex - sólo se limitó a una queja.

-No quieras compararme contigo, las situaciones son muy diferentes-

-Esta bien, retiro lo dicho- no quería hablar donde aún duele. -pero quiero que me prometas una cosa antes de verte hoy-

-¿No se trata sobre enseñarte a bailar o sí?-

-no, de eso me rendí hace mucho tiempo atrás-

-Bien, ¿Qué quieres?-

-Promete que si él va a tu fiesta, no me vas a dejar irme a llorar a tu habitación-

-Lo prometo, y si no me meto a llorar contigo- su forma de apoyo nunca cambia.- apúrate, ya vamos tarde a la plaza-

-te veo en una hora, enana-



Me concentre a terminar mi cigarrillo antes de que Sam llegara, sé que a ella no le gusta demasiado que fume. A pesar de que no soy una persona que expresa desde hace días lo que siente, puedo percibir que estoy rodeado de gente aburrida, sólo con ver a la señora de la esquina batallando con sus dos hijos en elegir qué tipo de mantel pondrán en su mesa de cumpleaños es frustrante, su cara refleja más que desesperación. O tenemos al señor parado frente a mí, que hace unos minutos estaba hablando por teléfono con una gran sonrisa en su rostro pero que ahora que acaba de colgar, no sabe si lo mandaron a comprar globos rojos o azules.

-deja de criticar la vida de los demás, sólo preocúpate por los sucio que vas a quedar por haberte sentado en una banca con mostaza- me sobresalte no por no notar la llegada de Sam, sino porque esos pantalones eran mis favoritos y pensaba ponérmelos mañana. Efectivamente, tenía una mancha enorme de mostaza en la cuarta parte de mi trasero.- que idiota-

-Me canse esperándote, es tu culpa por haber llegado tan tarde- apague el cigarrillo y le di un abrazo.-y bien, ¿Cuál es nuestra misión de hoy?-

-La misión de hoy, mi querido Ema, es encontrar todo lo que tengo en esta lista- me extendió el papel arrugado, no parecía acabar, cuando me percate que era de los dos lados.

-¿Te das cuenta de que sólo vas a gastar tu dinero en pendejadas, verdad? O sea dima Sam, ¿Para qué quieres salvavidas para vasos?- me sorprendía como es que tenía tanta imaginación y pudiera llegar a comprar estas cosas.

-Cállate, son lindos, y siempre he querido comprobar si sirven o no, sólo voy a comprar tres- rápidamente pude encontrar un carrito de compras solo y lo tomamos.-bien, hagamos esto, tú vas por la mitad de la lista y yo la otra mitad, nos vemos en el área de comida rápida porque la verdad no he desayunado y muero por una maruchan-

-Deberías de comer algo más sano, ¿no lo crees? Al menos un licuado-

-Tal vez, pero llevo días con ese antojo así que no me resistiré- tomó otro carrito vacío y le tomó foto a la mitad de la lista.- cuando termines me llamas, o yo haré lo mismo- asentí y avance hacía los refrigeradores, ¿Para qué carajos quiere un kilo de jamón? Pareciera que me tocó su despensa más que lo de la fiesta.



Y a comenzaba a agotarme, no podía averiguar en donde podía conseguir la última cosa de la lista, yo siempre soy el que va empujando el carrito cuando voy a la despensa con mamá, es difícil averiguar por ti mismo dónde se encuentra la zona de enlatados, o al menos creo que ahí se encuentra. Y sin percatarme, de nuevo estaba tan concentrado en mis pensamientos que me detuve de golpe o más bien, me estrelle con alguien pasando la zona de refrescos.

-¡Ya, ya, me tienes!! No tienes que seguir apretándome entre los dos carritos- era un chico, no era tan alto como yo. Tenía una piel blanca, alguno lunares resaltaban entre sus brazos; sin pensarlo, retrocedí unos pasos, dejándolo libre del acorralo que hice accidentalmente.-vaya, siempre me pasa que las personas me pegan con sus carritos y me dicen estorbo, pero jamás me han acorralado y ni siquiera se han dado cuenta- tenía una voz simpática, muy risueña, incluso me transmitía tranquilidad.

-Yo lo siento tanto, dios, estaba demasiado metido en mis pensamientos que no te vi, lo lamento en verdad- claramente estaba tan avergonzado que mi cara estaba roja, rojísima diría más bien.

-Si bueno, tal vez deberías de dejar un lado tus pensamientos y vieras de lo que te estás perdiendo en frente de ti- sus manos volvieron a su carrito, caminando lentamente fuera de mi alcance.-hasta luego, pensador-más que sorprendido por mi apodo, ahora no podía creer lo que había escuchado segundos atrás. ¿Acaso eso fue un coqueteo? Mi celular ahora fue la alarma de que volví a concentrarme en lo que no era mi presente.

-Emanuel, ¿Me puedes explicar por qué tardas tanto? Llevo quince minutos en la zona de comida y no te veo por ningún lado. ¿Dónde estas?- mi mirada seguía la espalda de aquel chico que aprisione, ya estaba girando hacía el otro anaquel de frituras, de repente desapareció de mi vista.-¡EMANUEL, CONTESTA!-

-Lo siento, desesperada, me distraje viendo algo. Ya conseguí todo excepto una cosa-

No importa, trae tu enorme trasero a la área de comida rápida, estoy esperándote para comprar algo sano de comer, porque mientras tú buscabas algo, la maruchan se acabó y no cesó mi hambre, por cierto, antes de que vengas, tráete unas papas fuego, ya sabes de cuales hablo- y colgó.

Como agua para caféWhere stories live. Discover now