【 6.2 】

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Motherfucker

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EL OLOR A sangre inundo sus fosas nasales al entrar al Salón de Entrenamiento

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EL OLOR A sangre inundo sus fosas nasales al entrar al Salón de Entrenamiento. Clary e Izzy iban delante de ellos por lo que tuvo que buscar un ángulo en donde pudiera ver mejor. Las alarmas del Instituto habían comenzado a sonar y mas los susurros de los Shadowhunters a su al rededor, se le hacía completamente imposible entender lo que pasaba.

Cuando tuvo una mejor posición y pudo ver lo que estaba preocupando a todos, su mano literalmente voló a su boca. La misma terrible y asquerosa imagen de la misión de hace un rato se replicaba ahora con un Shadowhunter, y lo peor, dentro de las paredes del Instituto.

Después de que, junto a Alec y Clary, hubieran encontrado a una mundana completamente desorientada y cubierta de sangre, la conclusión sobre el fatídico ataque de demonio era que había poseído a la mujer y cobrado su primera víctima a través de ella.

Ahora, parecía haber cobrado la segunda.

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El caos azotó el Instituto tras la alarma dio a conocer que un demonio se había infiltrado dentro de sus puertas. El cómo todavía era un misterio, las salvaguardas no parecían presentar ningún daño y el collar de Izzy, que avisaba sobre la proximidad de cualquier demonio, no se encendió en ningún momento.

—Debe tener la habilidad de ser invisible. Después de matar a la mundana debió haberse escondido en su cuerpo y así paso por las salvaguardas y el collar de Izzy sin ser detectado —dijo Colette mientras un grupo se estaba preparando para intentar casar al demonio.

—No tenía idea de que los demonios podían hacer eso —habló Clary sorprendida.

Pero ella no era la única.

—No pueden. Hasta ahora —dijo Alexander—. Poseer, hacerse invisibles, entrar al Instituto sin ser detectados. Nada de eso era posible hasta ahora, todo esto debe ser...

—Obra de Valentine. Uno de sus experimentos —continuó Izzy por su hermano.

Colette terminó de atarse el cinturón de cuchillos en la cadera mientras soltaba una risilla de gracia forzada.

—Magnifico, debería sentarme a conversar con él y hablar sobre nuestras similitudes, tal vez pueda convencerlo de hacerse nuestro amigo —dijo con sarcasmo mientras amarraba el otro cinturón en su pierna izquierda.

Cuando se irguió de nuevo, se dio cuenta que todos se habían callado y estaban mirándola de manera extraña. No sabía si incomodos o desorientados por su comentario.

𝓜𝓮𝓶𝓸𝓻𝓲𝓮𝓼 ↬ a. lightwoodWhere stories live. Discover now