【 P r e f a c i o 】

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The beginning of the nightmare

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LOS CUATRO SHADOWHUNTERS reían juntos mientras caminaban hacia la sala de entrenamiento

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LOS CUATRO SHADOWHUNTERS reían juntos mientras caminaban hacia la sala de entrenamiento. Alec miraba a la muchacha a su lado con esa adoración desmesurada que sentía por ella, dejando entrever sus sentimientos a través de sus ojos.

—¿A dónde van tan risueños? —la sería expresión del guardián de la castaña detuvo a los amigos en su busca de armas.

—¿No es muy temprano para andar de cascarrabias, tío Hodge? —Colette pasó un brazo por los hombros del hombre haciéndolo sonreír sin poder evitarlo.

—Solo estoy asegurándome de que no vayan a hacer una estupidez. Otra vez —recalcó lo último con un tono acusatorio pero divertido.

—Nada de estupideces está vez. Además, descubrí que no es bueno enfrentarse a un demonio Anfisbena estando ebria —Colette frunció el ceño y sintió un escalofrío al recordar aquel día.

Los demás rieron, recordando también la torpeza de una Colette muy ebria tratando de matar al demonio y solo logrando tropezar, dejándole el verdadero trabajo a sus amigos.

—¡Hoy es la primera misión oficial de Izzy! —informó emocionada, zarandeando a Hodge con descaro—. Así que vamos a acompañarla a patear traseros demoníacos.

Los tres jóvenes negaron con una sonrisa mientras la de cabellos castaños le guiñaba un ojo a su amiga.

—¿No se supone que deberías estar demasiado ocupada planeando una boda como para ir en una misión? —cuestionó el mayor.

—Pff, todo está bajo control con eso, además, necesito un respiro de Margaret y sus paletas de colores con una diferencia de dos tonos por color —la castaña rodó los ojos haciendo a su prometido sonreír con ternura—. Además de que, ¡Alec no es de mucha ayuda! Por así decirlo —miró a su novio con el ceño fruncido, haciéndolos a todos reír menos a él.

—¡Oye! Yo escogí la fecha —reprochó él.

—Eso no cuenta, la escogimos ambos, y por ambos me refiero a mi mientras tú asentías a todo lo que decía.

Hodge la apretó contra él para besar la coronilla de su cabeza, susurrándole un "te quiero, pequeña bestia" y deseándole suerte.

—Bueno, llegó la hora, escojan sus... —cuando se dio la vuelta para ver de nuevo a sus acompañantes, estos ya se encontraban bien equipados y listos para partir, excepto ella—. Bien, todos listos.

𝓜𝓮𝓶𝓸𝓻𝓲𝓮𝓼 ↬ a. lightwoodWhere stories live. Discover now