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—Si estás mintiendo es mejor que dejes de hacerlo porque no se siente bien. —mi voz se quiebra.— Esto no me gusta, April.

—Ya sé que no me crees, pero ven conmigo y lo entenderás.

Limpio mis lágrimas, asiento y me pongo de pie. Tengo que ir y decirle a Ruggero para que venga conmigo.

Le hago saber que llamaré a Ruggero pero ella me detiene y pide que vayamos las dos solas.

No entiendo por qué lo pide pero asiento. Si mis hijos están vivos, con tal de verlos a haré lo que sea.

Me pide que me tranquilice o todo el mundo sospechará, intento hacerlo pero mi preocupación es más grande. Es imposible que esto esté pasándome.

Salimos del salón, y mientras caminamos no para de repetirme que debo guardar la calma. Intento hacerlo.

Pero cuando llegamos a la puerta y veo a Ruggero, el nudo en mi garganta amenaza con explotar.

—¿Todo bien? —pregunta. Asiento tragando saliva.— Genial, April, te acompaño a la puerta.

—Vamos a dar un paseo para poder hablar tranquilamente. —logro decir.— Vuelvo..., vuelvo pronto.

Indeciso asiente, de acerca a besar mis labios pero lo esquivo completamente.

Salgo de la casa, April me sigue y señala un auto en el que se sube. Lo hago también tras asegurarme de que traigo mi teléfono conmigo.

Ella solo conduce en completo silencio. Hago muchas preguntas pero ella no responde ninguna.

No le interesa.

Cuando llegamos al aeropuerto la miro, ella hace el esfuerzo por sonreír pero solo se baja.

—¿A dónde vamos?

—A Dubrovnik, Croacia. —explica mientras caminamos por una entrada de dudosa procedencia.— Ahí está tu familia.

—¿Croacia? No jodas, es imposible que esté en Croacia.

—Ay, mi vida. Evidentemente tu suegra no iba a llevarse a su hijo a Alemania, mucho menos a Eslovenia pese a que vivieron ahí por años.

—Pero, ¿qué hay en Croacia?

—No sé, no puedo saberlo todo.

Con eso me manda a callar, sigue caminando y finalmente salimos a una pista en donde un helicóptero con las letras grandes del FBI nos espera.

Subimos, el viaje es un poco tedioso para mí sobre todo porque don como siete horas que estamos en ese helicóptero.

Y cuando por fin aterrizamos, van a ser las once y media de la noche.

April propone que vayamos a un hotel para que yo pueda comunicarme con mi familia. Pero le exijo ver a James y a los niños.

Ella por supuesto no puede llevarme la contraria y para las doce y cuenta y cinco, llegamos a una isla alejada f ela ciudad.

Diablos, me cuesta creer que esto es verdad y lo estoy enfrentando básicamente sola.

April es la única que viene conmigo.

Y sin ofender, no es como si confiara mucho en ella.

Caminamos dentro de la isla, hay muchos árboles y demás plantas obstruyendo el camino pero April parece saber muy bien por dónde se mueve.

Hasta que finalmente estamos fuera de un extraño lugar, está oscuro. Pero tampoco es como si hubiese luz en este lugar.

April apaga la linterna que nos ha estado guiando. Y tras dar dos golpecitos en mi hombro, me obliga a entrar.

Antes De Mí; Efectos Secundarios.Where stories live. Discover now