Epílogo

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Nueve años han pasado desde aquel hermoso momento, y nada ha quedado de ello.

Al abrir mis ojos en mi cama individual, miro al techo, recordando lo que hace tanto ha pasado. Aún duele, a pesar del tiempo.

Tantas cosas que pudieron haber sido, pero no fueron.

Un corto "nosotros" ha sido remplazado por un sencillo "yo".

Sin embargo, aún veo a Ben, Su tristeza se recuesta en mi mesa de la versión más reciente del periódico "The Sun", y me puedo dar cuenta que la está pasando mal, mucho más de lo que aquel periódico informa, debido a su reciente divorcio de aquella modelo que una vez intentó robarlo de mí... Creo que de alguna manera logró hacerlo.

Sé que el comprar aquel diario solo me recordaría los momentos dolorosos que pasamos después de nuestro compromiso. Sin embargo, siempre he querido lo mejor para él.

Ahora lo doblo a la mitad, intentando no pensar cómo se encuentra después de dicha tragedia.

Aunque nuestra relación no funcionó, siempre deseé que fuera feliz con su esposa y sus dos hijos.

A veces me pregunto si todavía piensa en mí, si se enteró de mi matrimonio y posterior divorcio con Luke, y si también desea mi felicidad.

Tantos pensamientos y sentimientos que debería dejar atrás. Sin embargo, me ha sido imposible olvidar todo esto, ya que no importa cuántas veces apague el televisor o mi teléfono, él de una u otra manera sigue apareciendo en mi vida, como hoy a través del periódico.

Hoy ha sido un día nostálgico para mí y, sin embargo, no me siento triste, ya que solo puedo recordar las cosas buenas que ocurrieron entre Ben y yo, y lo que es el amor verdadero.

Sonrío ante tales pensamientos, y ahora me doy cuenta de lo que debo hacer.

Voy a mi closet y saco el vestido azul que usé en mi primera cita con Ben. Esta es una de las pocas posesiones de aquel tiempo que aún conservo conmigo.

Me lo pongo, y me doy cuenta que me queda apretado por todas partes.

Bueno, han sido varios años desde la última vez que me lo puse. Así que no debería esperar que me quedara tan bien como antes.

Me miro en el espejo, y me doy cuenta de que todavía soy hermosa, a pesar de un par de arrugas en mi cara. Me arreglo mi cabello y me pongo zapatillas de tacón bajo, pues ya no quiero volver a usar zapatos incómodos.

Tampoco vivo en la misma ciudad. Ahora vivo en un área boscosa, donde puedo permanecer cómoda y relajada, y sin preocuparme de que alguien me fotografíe, me moleste, o siquiera me encuentre.

Así que conduzco una hora hasta llegar a mi antigua ciudad, y entro a la misma cafetería de antes. Todo se ve igual, lo cual es sorprendente... Como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto.

Pido mi bebida favorita y me siento en el mismo lugar donde una vez me senté con Ben. La cafetería está casi desolada, dándole una atmósfera relajante.

Recordar tantos buenos momentos me hace sonreír como no lo había hecho en tanto tiempo.

Cuando ya he bebido la mitad de mi taza de café, estiro mi mano hacia el lado derecho de la mesa. Ahora recuerdo cuando Ben puso su mano encima de la mía, pidiéndome que volviera con él.

Ahora mi mano está vacía, excepto por un par de manchas oscuras en ella.

Miro afuera, y observo las luces de la ciudad y las sombras de un par de personas caminando cerca. No hubiera podido pedir más hoy.

Mientras mis pensamientos invaden mi mente, alguien abre la puerta, haciendo que la brisa veraniega entre en la cafetería.

El olor a arena y a memorias me alcanza, mientras aquella sombra permanece en la puerta.

Doy vuelta y observo que una vez más, mi pasado ha llegado.

Ben está en la puerta, y ambos sonreímos.

Una nueva historia nos espera.

Lo InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora