1 5: Un ligero dolor.

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Todos felicitaban al chico que había aprendido a superar aquel obstáculo, que estando solo no se animaba a enfrentar, y ahora, disfrutaba paseando por el parque, entre risas, y ya habiendo domado su miedo.

Todos lo halagaban cada vez que terminaba una vuelta y se detenía en el picnic, para tomar algo de comida y volver a arrancar el viaje. El menor se sentía realmente feliz, y no paraba de agradecérselo al rubio, quien fingía que para él no había sido la gran cosa.

─Ven, Ashley, demos un paseo─ el menor con sus palabras, hizo crujir a algún que otro corazón.

─¿Qué?... no, apenas puedes contigo mismo─ habló la castaña, evitando las miradas pícaras de Larry y Todd que estaban dirigidas hacia ella.

─Vamos, solo una vuelta─.

─Ufff, bueno, pero solo una, no me quiero caer─ la chica en el fondo no se animaba a compartir un momento tan preciado para Sally, a solas con él, mientras los demás los miraban.

La chica se subió al pequeño vehículo, y se sentó sobre las piernas del chico, ya que sobre el manillar podía hacerle perder el equilibrio, y solo tenía un asiento. A pesar de estar algo incómoda, sentía como el momento se volvía mágico, y las piruetas que hacía el chico haciéndole creer que la haría caer le causaban un poco de gracia.

─Heeey, cuidado, haha─.

Ambos andaban por el parque, bajo los rayos del Sol, siendo acariciados por la fresca brisa del viento, y disfrutando entre risas y rezongos aquel momento mágico.

─Santo cielo, parecen una pareja─ confesó el castaño, terminando de comer, y admirando la escena.

─¿Tú crees?─ se atrevió a preguntar el rubio con tono dudoso.

─Sí, míralos, son tan felices─.

─Sabíamos desde un principio que Sal obtendría un momento así con ella, y seguramente mucha felicidad a medida que más de estos se le presentasen─ habló Todd, ya habiendo despertado de su siesta.

─Sí, y les deseo lo mejor─ habló esta vez el castaño.

El rubio no quería tomar en cuenta esos comentarios, pero un sentimiento rastrero y caprichoso le obligaba a hacerlo, diciéndole que debía odiar dicho momento, y haciéndolo enfurecer sutilmente.

Finalmente, el chico terminó la vuelta y dejó a Ashley bajar donde tenían el picnic; algo mareada y atontada, agradeció la invitación del otro, y se sentó para descansar la mente y el cuerpo, pues a pesar de haber estado simplemente sentada, sus rodillas le dolían por estar tiesas.

─Bueno chicos, gracias por la tarde─.

─Sí, creo que ya es hora de irnos─ habló el castaño, yendo hacia donde estaba el peliazul ─Mi madre me matará si me quedo más rato fuera del apartamento, y seguramente su padre lo mate a él─.

─Bueno, nos vemos mañana─ habló la castaña, saludando a los dos.

─Yo también me voy─ habló el pelirrojo, tomando su mochila y saludando a todos los que habían quedado en el picnic ─Iré con ustedes, chicos, mis padres se preocuparán─.

─Cool, nos vemos mañana, entonces─ saludó el castaño, yéndose con sus dos acompañantes.

Sal saludaba a Ashley y a Travis, más el rubio prefería simplemente fingir que estaba distraído, pues algo en su cabeza le decía que ese saludo solo iba dirigido a su compañera.

─Bueno... gracias por la invitación, Ashley─ habló el último, ya sabiendo que su padre lo regañaría por haber estado con amigos perdiendo el tiempo.

─¿Ya te vas?, bueno, me alegro que lo hayas pasado bien, mañana si quieres, vamos todos juntos a otro lugar─.

─Mmm, quizás no pueda, no creo que me dejen en mucho tiempo─.

─Oh, lo lamento... bueno, nos vemos mañana─ la chica tomó su cesta y guardó todo en esta, para luego subir a su bicicleta e irse, saludando con el timbre de esta al rubio.

De nuevo volvía a un ambiente de soledad, y seguramente su progenitor lo humillaría con todo tipo de cosas, pues estuvo ausente la noche del día anterior, y casi toda la tarde del día siguiente, a excepción de cuando fue a la iglesia a buscar sus cosas, y lo que le quedaba del día que transitaba.

Al llegar a casa recibió lo que esperaba, y terminó sin cena, y durmiendo en su habitación oscura, solo iluminada por una vela que él a escondidas conservaba, y la cual cambiaba cada cierto tiempo, pues le daba miedo la oscuridad.

Su cabeza le hacía cuestionarse un montón de cosas, como los momentos donde disfrutó de un simple almuerzo con amigos; donde su empatía le hizo sentirse tonto con una película de protagonistas homosexuales; donde un incidente de química le hizo estar tan cerca de aquel chico, dos veces. También cuando durmió en su casa; cuando caminó y escuchó su música y sus opiniones junto a él; cuando lo ayudó a superar un obstáculo; cuando lo dejó disfrutar del momento junto a otra persona; y cuando un sentimiento nuevo volvía a renacer.

No odiaba a Ashley, pues nadie tenía la culpa de que una persona gustase de otra, y si dicho enamoramiento aún era secreto, o sin concretar, todavía menos odio se le debía tener. Quizás solo había una amistad, y eso quería creer, pero aunque Ashley no aceptase a Sal, el corazón del chico no le pertenecía a él, y probablemente, nunca lo haría.

Tenía amigos fabulosos, una vida llena de misterios y situaciones memorables y cómicas; el cariño y aprecio de mucha gente; el respeto de muchos docentes y chicos problemáticos, y hasta el amor de él... pero de todas esas cosas nombradas, la última era la única que el peliazul no parecía merecer, o eso creía el rubio.

¿Pero de verdad el amor de alguien no se puede merecer?, quizás si la persona que ama es repudiable, o no ama con sinceridad o aprecio, o quizás si la persona amada es repudiable, y no puede ser amada y amar de nuevo.

En aquel momento, solo eran simples pensamientos, y el rubio si bien odiaba sentir "celos", si así debía llamarlos, aún quería que su corazón latiera así por alguien de nuevo, y por más doloroso que fuera, era mejor quemarse sintiendo algo, que derrumbarse sin sentir nada. Eso era simplemente una vida condenada a ser amarga.

Pero como era de esperarse, los síntomas poco a poco se presentaban para el chico, y este se preocupaba, más los dejaba pasar. Antes eran simples mariposas e incomodidad, ahora eran celos, ¿qué vendría después?.

Ojalá no fuera el infierno.

Hetero-fobia【Sally Face】Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα