Capítulo 39: Tregua

1.3K 195 133
                                    


Me dolía el cuerpo como nunca antes. Las sienes se presionaban contra mi cabeza como si esta estuviera a punto de explotar, podía sentir el cansancio sobre mis hombros, extendiéndose hacia mi espalda baja, que no había dejado palpitar en horas.

Y sin embargo, el día no terminaba.

Terminé de levantar los últimos cubiertos de la mesa, como pude, mientras batallaba contra mis párpados para que no cayeran por última vez. Era muy capaz de quedarme dormida en el trabajo, incluso estando parada.

—Cariño, ¿Acaso dormiste algo anoche?

Solté un suspiro ante la voz de Jasper, cargado de tanto estrés, que incluso en la expulsión de mi aliento fui capaz de sentir mi garganta temblar. Negué con la cabeza, a modo de respuesta. No, no había dormido una mierda, más o menos igual que todas las noches anteriores. No solo se debía al hecho de que mi cama se sentía fría de una manera hasta ridícula, ahora que yo era la única que debía dormir en ella, sino que durante el día, me mantenía ocupada con tantas cosas —el trabajo, proyectos escolares, la pelea interminable entre Cass y Bastian— que apenas tenía un momento para descansar.

—Algo —comenté—, como unas cuatro horas.

Teressa, que acababa de llegar, negó con la cabeza, a modo de negación. Acabábamos de cerrar. Sus mesas ya estaban limpias, ellos podían tomar sus cosas e irse, como hacían todas las noches. Sabía que si no lo habían hecho hasta el momento era porque estaban preocupados por mí.

—Oh, Har...

—Es solo una fase —aseguré—. Necesito estar mal por unos días, quizá un mes, pero luego volveré a ser yo. Lo prometo. Además, no ayuda ni un poco que todos mis proyectos finales y exámenes sean para fines de este mes.

Ambos compartieron una mirada.

— ¿Estarás bien...? —comenzó Jasper, alzando una ceja como siempre lo hacía—. ¿O solo fingirás estarlo?

Maldecía a Jasper y su sexto sentido de hermano sobreprotector.

Mordí el interior de mis mejillas, sabiendo que no tenía una respuesta real a eso. Me sentía estúpida por estar sufriendo de la forma en que lo hacía, por alguien que siquiera debía estar pensando en mí. Tampoco era como si lo necesitara, mas no había recibido ni un solo mensaje de su parte, a pesar de ya me había hecho la idea de que no iba a obtener ninguno.

Ugh, era patética.

—Estaré bien —afirmé casi sin voz.

—Bueno —La rubia quitó mi abrigo del perchero, y lo dejó caer sobre mis hombros, asegurándose que pasara cada brazo por su manga correspondiente—. Ahora vamos al auto.

—No es necesario...

Jasper me calló, colocando su dedo índice sobre mis labios.

—No quiero quejas. Al auto, ahora.

Sonreí. Aunque lo apreciaba, no era necesario que se salieran de su camino por mí.

—Son solo cinco...

—No me importa cuántas calles sean, vamos a llevarte.

Bueno, no hubo forma de negarlo.

Acabé subiéndome al coche de Jasper, que por el olor, debía ser nuevo. Tomé el asiento trasero, en el medio, mientras Tess se subía como su copiloto. Cuando el castaño encendió la calefacción, tuve que admitir para mis adentros que tendría que haber aceptado volver en su auto hacía muchísimo tiempo.

Destruyendo al chico ideal (CI #1)Where stories live. Discover now