III

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—Veamos; dígame, señor de Andrézy, usted que está ya en las mejores
relaciones con el capitán, ¿acaso no sabe usted nada?
¡Yo bien hubiera querido saber algo, aunque sólo fuera por agradar a la
señorita Nelly! Ésta era una de esas deliciosas criaturas que por donde
quiera que van ocupan en seguida el lugar más destacado. Su belleza,
tanto como su fortuna, era desbordante.
Estas mujeres tienen una corte de fervientes admiradores, de
entusiásticos seguidores. Educada en París por una madre francesa, iba
a reunirse a su padre, el señor Underdown, de Chicago, hombre
riquísimo. La acompañaba una de sus amigas, lady Jerland.
Desde la primera hora, yo había presentado mi candidatura a flirtear
con ella. Pero, en la rápida intimidad del viaje, inmediatamente su
belleza me había turbado, y yo me sentía excesivamente emocionado
para un flirteo cuando sus grandes ojos negros se encontraban con los
míos. Sin embargo, ella acogía mis homenajes con cierta aceptación y
favor. Se dignaba reír ante mis frases ingeniosas, e interesarse por mis
anécdotas. Una vaga simpatía parecía responder a la solicitud que yo le
testimoniaba.
Sólo un rival, quizá, me hubiera inquietado; era un joven guapo,
elegante, reservado, del cual ella parecía preferir el carácter taciturno a
mis maneras «fuera de lugar» del parisiense.
Precisamente, ese joven formaba parte del grupo de admiradores que
rodeaban a la señorita Nelly cuando ella me interrogó. Nos
encontrábamos en el puente, cómodamente instalados en sillas
mecedoras. La tempestad de la víspera había aclarado el cielo. La hora
estaba deliciosa.
—Yo no sé nada con exactitud, señorita —le respondí— pero ¿acaso es
imposible para nosotros el llevar a cabo nuestra propia investigación, lo
mismo que lo haría el viejo Ganimard, el enemigo personal de Arsenio
Lupin?
—¡Oh! ¡Oh! Usted se anticipa mucho.
—¿En qué? ¿El problema es acaso tan complicado?
—Muy complicado.
—Es que usted olvida los elementos de que nosotros disponemos para
resolverlo.
—¿Qué elementos?
—Primero, Lupin se hace llamar señor R…

Arsenio Lupin, caballero ladrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora