Debilidad ante el instinto - Todobaku

Capitulo 2

Conflictos

«Rescatar al rehén de un asalto», esa fue la consigna de su profesor. «¿Sigilo o ataque directo?», esa fue la pregunta de uno de sus compañeros. «Eso queda a su elección», esa fue la respuesta que recibieron.

—¿Quién dijo de serías el líder? —Y ese era Bakugō negándose a seguir las indicaciones de Todoroki.

Al menos le dirigió la palabra, era un avance.

—Solo sugerí lo que me pareció mejor dado nuestro grupo —explico Shōto.

Todoroki permanecía en su lugar viendo por la ventana mientras daba respuestas cortas a los reclamos de Bakugō, este último, no se había acercado al bicolor en ningún momento, ni tampoco le reprendió por siquiera dignarse a mirarlo.

No era un desacuerdo normal entre ellos, a ojos de Iida, parecía como si trataran de disimular.

Unos días atrás, Iida había notado que Todoroki no estaba bien, así que como presidente de la clase, además de ser uno de sus mejores amigos, opto por ponerse a disposición del bicolor en caso de que quisiera hablar, pero este ultimo rechazo su ayuda alegando que solo era el cansancio por las clases extras. Y aunque Iida se mantenía escéptico, no quiso presionarlo.

Pero ahora, con la escena presenciada, podía dar por seguro que sea cual fuese el asunto, este tenía relación con Katsuki Bakugō. Saltaba a la vista, esos dos habían tomado posturas de evasión con el contrario: para Shōto se volvió un hábito bajar la cabeza cada vez que Bakugō hablaba, una gran diferencia siendo que el bicolor siempre se mantenía impasible ante la aptitud agresiva del rubio; y en cuanto a Katsuki, este se abstenía de acercarse demasiado, aptitud que dista mucho de su usual forma de intimidación: el rubio siempre reta de frente y no permite que lo ignoren.

Ninguno de los dos actuaba con naturalidad.

Ambos fingían que todo era como siempre.

Eso era lo que más descolocaba a Iida; si tuvieron alguna discusión o riña... ¿por qué fingir que no pasaba nada?

Bakugō no era de quedarse callado cuando algo no le gustaba y no tenia problema con demostrarlo frente a todos; Shōto por su lado, no era de preocuparse por minucias, pero se notaba que algo lo desestabilizo al punto que cada día que pasaba tenia las ojeras más pronunciadas. Era su deber hacer algo por sus compañeros.

—¡Chicos, chicos, calma! —exclamo Kirishima con una sonrisa nerviosa en el rostro: el ambiente estaba extrañamente tenso desde que inicio la actividad.

—¡Chicos, escúchenme! —exclamo Iida en tono firme, llamando la atención de todos sus compañeros—. Creo que lo mejor es seguir la idea de Todoroki-kun. —Bakugō chasqueo la lengua mientras apartaba la mano de Kirishima de su hombro; Iida solo lo ignoro y siguió hablando—. Si nos separamos cubriremos mayor rango. Bakugō-kun, con mi velocidad y tu poder de ataque, si logramos escabullirnos...

—El ataque será directo —sentencio Bakugō, sin hacer caso a las objeciones o preguntas de Iida y Kirishima—. En este caso, el rehén es un seguro, eso significa que entre más acorralados estén los secuestradores mayor será el resguardo que le den. —Bakugō sintió la mirada de Todoroki sobre si, pero se limito a apretar los puños y la mandíbula. Al final tendría que hacerle caso—. Ustedes encárguense de las salidas y de asegurar el área. —Katsuki comenzó a caminar rumbo a las escaleras. Estaban a tres edificios de la línea de fuego, pero era uno de los lugares más altos y cercanos a los que podían acceder para visualizar mejor la situación. El escenario era simple en ese ejercicio: un asalto a una tienda de ropa. Se trataba más de poner a prueba sus últimas clases, que un ejercicio problemático en sí, o al menos así lo veía el rubio, después de todo, sus oponentes ni siquiera eran personas, solo robots pre-programados. El ejercicio no seria para nada un problema si tan solo no tuviera ese equipo—. A mi señal hagan su trabajo y no me estorben. —Fueron sus últimas palabras antes de subir las escaleras hacia la azotea del edificio.