17 años ~ II

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A la mañana siguiente, Rei despierta y no ve a Deidara a su lado. Estaba algo adormitada aún y sólo podía pensar en que su novio se fue sin despedirse de ella. Apenas levantó la cabeza pudo ver la luz del baño encendida y a Deidara lavándose los dientes. Con un suspiro de alivio se levantó y caminó torpemente hacia él.

- Pensé que habías ido sin despedirte. - balbuceó y lo abrazó por la espalda.

- ¿Huh? - fue todo lo que pudo decir con el cepillo de dientes en la boca. Escupió, se enjuagó y volteó. - No seas tontita, te iba a despertar cuando me fuera, apenas me levanté hace diez minutos.

- Tu cabello está húmedo. - dijo tocando las puntas.

- Se secará en el camino. - explicó mientras se ponía la camiseta del uniforme. - Vuelve a la cama, Rei. Pasaré por ahí cuando me vaya.

- No, tu cabello. Déjame secarlo.

- ¿Quieres secarme el cabello? - preguntó extrañado. - ¿Sigues dormida?

- No, tonto. Si no lo secas vas a resfriarte. Ven, siéntate. - dice indicándole una banca que había en el baño.

- No me resfriaré. - ríe.

- ¡Siéntate! - exclama tomando el secador de cabello y un peine.

- Está bien, está bien. - dice sentándose. - Fastidiosa.

- Cállate.

Rei comienza a cepillarle el cabello y a secarlo hacia abajo para que no quedara con demasiado volumen,
eso molestaría mucho a Deidara.

- Feliz cumpleaños. - dice al recordarlo.

- Gracias. - responde volteándose hacia Rei y abrazándola por la cintura, escondiendo su rostro en el abdomen de la chica.

Rei continúa hasta que finalmente se seca, Deidara tenía una cabellera eterna, y por eso mismo hasta él odiaba secarla y prefería dejarla así, pero Rei no permitiría que eso pasara.

- Listo. - dice apartando los utensilios y cepillandole el cabello un poco más.

- Genial, gracias. - responde tomando la cinta que usaba para hacerse su característico peinado.

- Dame eso. - se la quita de las manos. - Yo quiero hacerlo.

Deidara sólo sonríe y la deja. La única razón por la que intentaba negarse a que su novia hiciera esas cosas era porque quería que volviera a dormir, pero en el fondo lo amaba. Era agradable que Rei lo peinara y se preocupara de cómo salía, además sus manos eran tan delicadas que cada movimiento se sentía como una caricia.
Rei saca el mechón de cabello con el que Deidara cubría su lentilla y secciona la parte superior para sujetarla con la cinta.

- Estás listo. - dice bostezando. - Quedaste guapísimo.

- Muchas gracias, hermosa. Ahora vamos, vuelve a la cama y sigue durmiendo. - dice tomando su capa de Akatsuki con una mano y a Rei con la otra.

Deidara la conduce a la cama y la recuesta.

- Ahora sí, adios. - susurra besándole la frente. - Nos vemos pronto.

- Escríbeme, por favor. - pide tomándole las mejillas. - Aunque sean dos palabras, sólo quiero saber si estás bien para no preocuparme.

- Está bien, lo haré. - responde tomándole las manos y poniéndolas bajo las sábanas. - Adios, te amo.

- Adios, Dei. Te amo, cuídate mucho por favor.

Deidara asintió y se inclinó para darle un beso de despedida. Acarició su frente una vez más y se marchó.
Rei se quedó viéndolo hasta que salió por la puerta de la habitación y con un suspiro, intentó dormir.
Ya cerca del mediodía decidió levantarse para comer algo. Como Deidara ya no pasaría el día con ella tenía comida de sobra para ella sola, así que no se tendría que molestar en cocinar.
Tomó unas tostadas y un café, y sin quitarse su camiseta, volvió a su cama a comer mientras leía uno de los libros que había dejado en su habitación.
Rei no tendía a ser así de dependiente de Deidara, ya estaba acostumbrada a quedarse sola muy seguido, pero que los tontos de Akatsuki le hayan quitado a su novio en el día especial que tenía planeado pasar con él, sí la ponía algo emocional.
Se quedó en su habitación todo el día. Desayunó, almorzó y cenó leyendo en la cama, estaba triste y aunque lo dudaba mucho, aún tenía fé en que pudiera llegar ese mismo día en la noche, pero trataba de no ilusionarse tanto.
A eso de las diez de la noche, ya comenzaba a rendirse cuando vio a la pequeña ave de arcilla que Deidara usaba como mensajera entrar a la habitación y posarse en la cama. Rei rápidamente toma la carta y la abre, sólo para decepcionarse al leer su contenido.

deidara › uchiha reiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora