Capítulo 1

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"Un castigo divino del cielo"

Vidas pasadas, dos palabras que no pueden significar mucho a simple vista pero que para los pocos que la recuerdan pueden ser algo doloroso ya quedan esos errores en ese pasado y que suelen ser pagados con la vida actual.

Para Norman eso parecía ser realidad, desde niño tenía pesadillas recurrentes donde todo parecía empezar y terminar con sangre. Toda una vida vivía con esa sensación de tragedia persiguiendo lo cual no era raro ya que había perdido a su madre además de ser un niño de salud muy frágil pero ahí estaba a sus 17 años aun vivo pero con el alma algo fría sin poder respuesta a las pesadillas que solía tener. Su alma anhelaba algo constantemente y que con nada de lo material que poseía podria llenarlo salvo aquella compañera que estaba delante de él caminando alegremente, ella parece que aún no noto su presencia lejana.

(...)

Por otra parte un joven de cabellos negros caminaba por las calles de aquella pequeña ciudad cumpliendo esas tareas asignadas que tenía desde hace más de cincuenta años, siempre era lo mismo.

—Parece que esta vez será un niño de 4 años...— murmuró, mirando una hoja de papel con el nombre de un pequeño niño llamado Phil. Era tal vez demasiado pequeño como para que le pasara eso, pero el pelinegro ya se había acostumbrado a cosas así.

Había parado en seco en donde aquel papel indicaba. Su rostro mostraba una expresión seria, mirando al otro lado de esa calle donde estaba el niño de ojos azules, que caminaba dando saltos cruzando aquella autopista. Ahora los ojos de aquella parca miraba en dirección donde venía un auto a gran velocidad, era muy obvia la desgracia que pasaría en ese lugar, sin embargo, en un pestañeo, una chica de unos 17 años corría a gran velocidad, una velocidad tan sorprendente, que logró cargar al pequeño niño y evitar aquel lamentable suceso.
Ray miró de inmediato la hoja que tenía en su mano. La fecha de muerte de ese niño era hoy y esa chica de cabellos naranjas lo había evitado de una forma increíble, era claro que ya no pasaría ese horrible hecho.

No obstante, a Ray ya no le quedaba más trabajo que hacer y guardó aquel papel en el bolsillo de su abrigo negro, con una leve sonrisa de alivio. Al ser una parca, tenía prohibido intervenir en la vida humana, ya que significaría más años de "castigo" pero era grato ver que aún existía gente valiente y descuidada en ese mundo, por más tonto que sonara eso.

De reojo había visto a la chica alejarse luego de haber regañado a aquel niño de una forma amable, dejándolo al cuidado de su madre. Ray, que tenía mucho tiempo libre, decidió ir a investigar de quién se trataba. De todos modos, su labor había terminado por ese día

Había seguido a la chica pelinaranaja hasta donde parecía ser su escuela. La había notado emocionada, no parecía tener ninguna preocupación en su cabeza y su sonrisa demostraba ser alguien sincera.  Eso había sido suficiente para Ray cuando no se consideraba alguien tan curioso, y mucho menos, pretendía ingresar a la escuela. Se vería demasiado raro haciéndolo, así que era preferible quedarse mirando sigilosamente desde el exterior. Por alguna razón, aquella muchacha, le daba la sensación de haberla visto antes.

—¿Me estaré volviendo loco? —Era claro que podía entrar en un estado de locura por tantos años de soledad. Luego, sacudió la cabeza para despejarse.

—¿Te encuentras bien? —Esa fue una voz muy suave y dulce que se oía al lado de Ray. Era de una chica de cabello rubio y ojos azules que reflejaban cierta dulzura.

El pelinegro no pudo evitar voltear a mirarla, esa chica parecía un Ángel y, enseguida, sus sospechas se elevaron, por lo que su expresión se tornó a una completamente seria.

—Claro que sí. —Soltó sin ningún problema, esa chica aparentaba ser una estudiante más de esa escuela.

—Parece que conoces a Emma... Oh, por cierto, mi nombre es Anna, mucho gusto. —Le habló con un gesto todavía más amable.

—Me llamo Ray... —Esto parecía ser una broma para él y si sus sospechas eran ciertas, no habría problemas en que supiera su nombre— ¿Emma? ¿Eres amiga de esa chica?

—Se podría decir que si... me doy cuenta que no la conocías —Contestó inmediatamente la rubia, dándose cuenta que él había estado siguiendo a la pelinaranja— si es que quieres conocerla, deberías esperar a la salida, hoy saldremos a medio día.

—¿Qué te hace creer que quiero conocerla? —Volvió a responder con más seriedad, a diferencia de la chica, quien se mantenía con aquella amable sonrisa.

—No lo sé. Creo que eso es algo debes descubrir solo —Ella colocó la mano en el hombro de él— Seguramente luego te vuelva a ver, así que hasta pronto.

Anna había apartado su mano, para seguir con su camino a la escuela. Por su parte, Ray no podía estar más que sorprendido, pero al mismo tiempo, igual de intrigado. Lo que sospechaba, parecía ser más que cierto, pero lo que había dicho, lo dejó con una gran incógnita clavada en su mente: _ella sabía lo que él no.

A Ray poco le importó, ya estaba acostumbrado a quedarse con aquellas dudas, así que solo se dispuso a darse la vuelta y marcharse, sin embargo, chocó con un chico albino, provocando que la mente de Ray recibiera unos pequeños recuerdos de su vida pasada.   Esa era una de las razones por la que las parcas evitaban a toda costa tocar a los humanos.

—Lo siento mucho, no me fijé. —Se disculpó con rapidez el muchacho, para después marcharse de ahí con mayor prisa, ya que estaba sonando el timbre de la escuela.

El pelinegro no había logrado decirle nada, debido a que la sensación fue demasiado para él. Había experimentado una fuerte emoción proveniente de la vida pasada del chico, una mezcla de tristeza, amor y arrepentimiento estaban contenidas en el alma de aquel albino. Ciertamente, esa mañana, era la mañana más rara en sus 50 años siendo una parca.

(...)

Por otra parte estaba Emma, que caminaba de manera muy animada hacia su salón, se había adaptado perfectamente a toda esa nueva escuela sobre todo por haber logrado en tener amigos entre ellos estaba Ana, que era una vecina suya, también estaba Gilda que era una compañera de otro salón pero por otro lado estaba Norman que se en un principio había escuchado cosas ridículas como que tenía la fama de ser una persona seria y fría por algo era conocido por sus compañeros como "el zar" pero apenas le hablo al albino parecía que solo fueron exageraciones porque parecía ser alguien tan dulce y amable que solo hizo que Emma deseara conocerlo.

La vida misma parecía que siempre le había sonreído a Emma, solo parecía haber conocido las cosas hermosa de la vida y que nada había sido manchada  tal inocente persona.

(...)

En alguno de los pasadizos de la escuela se encontraba una chica ojos azules y de trenzas rubias, su rostro mostraba ser alguien súper amable pero si la mirabas con atención podías notar como que había algo más, algo frío y punzante.

Su única tarea era ver a Emma, por alguna razón era su Ángel guardián pero no de esos de que te cuidan toda tu vida, sino uno encargado por Dios de vigilar en que aquel castigo que habían sido programado en esas tres almas de cumplan. 

Errores del Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora