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( Narrador )

Jungkook no dejaba de ver al pececito nadando para todas partes, le había cambiado el agua y lo había puesto en el lavabo lleno de agua, al parecer le gustaba estar ahí porque nadaba rápidamente y se sumergía. pero tuvo que llenar su pecera para que el pez regresará a su casita.

Y así estuvo mirando al pez durante mucho tiempo. Después escucho los pasos que venían de la sala a la cocina, que era donde el estaba. Esos pasos que no le gustaron escuchar, sintió como alguien tomó su cintura y beso su cuello, un escalofrío pasó como corriente eléctrica en su cuerpo, no quería, no se sentía cómodo, al voltear pudo ver qué todo era obra de su mente, no había nada, todos estos días sin tomarse las pastillas lo estaban volviendo loco, necesitaba tomarse esas pastillas pero por el simple echo de recordar que no podía lo hacían soltar el frasco y guardarlo dónde siempre se encontraba.

De pronto las Pisadas reales se escucharon, levantó la mirada y vio a su esposo pasar por la entrada de la cocina.

- ¿Cómo te sientes?... - preguntó este

- Bien... Supongo... ¿Qué tal tu?

- Frustrado.

El mayor pasó a sentarse y a dar un gran suspiro que Jungkook juraría a ver sentido el aliento de su esposo, es como si derribara la casa de un cochinito y el fuese el lobo feroz.

- ¿Por qué no te tomas las pastillas? - pregunto de manera pacífica, no quería pelear de nuevo.

- si te digo... Y-Ya no me vas a querer, te voy a causar muchos problemas... - el menor comenzó a jugar con sus dedos pensando muy bien sus siguientes palabras.

- sea cual sea el problema lo afrontaremos juntos, no puedes ocultarme lo...

- Y-Yo...

El teléfono, maldito teléfono, en cuanto sonó Tae lo contestó. Ahora Jungkook era el lobo feroz, resoplando con un pesar.
En la llamada, Tae respondía con ansias cada pregunta, se le notaba feliz, ¿Quién podría ser? Claro, Jungkook no tenía ni una idea. Tae contestaba preguntas hasta que por fin colgó.

- ¿Quién era?...

- ¡Me dieron el trabajo!  Comenzare en dos días

La felicidad del mayor era única, sonreía como el sol una vez le sonrió a la luna, pero está vez la luna necesitaba sonreír sin los brillos del Sol, aunque la luna este media y demuestra una sonrisa, no tenía su propio brillo, todo el pesar que cargaba se reflejaba en la oscuridad que la noche daba, y era así porque Jungkook no podía estar bien, aún con el logro de su esposo.
Solo se limitó a sonreír para el.

- Felicidades

- prometo darte una mejor vida y pasar más tiempo juntos, amo - beso sus manos - ¿Qué me querías decir, Kookie?

- N-Nada, no es importante...

- ¿Okey?...

- ¿Podemos visitar a papá?

La sonrisa de Tae desapareció al escuchar a ese señor, no importaba cuánto pasará, el lo seguiría odiando.

- ¿Para que quieres verlo?

- Tae... Es mi padre, llevo tiempo sin verlo

- Pero el...

- por favor... Es mi padre, necesito verlo...

El mayor suspiro pesado, lobo feroz presente. Desvió la mirada recordando todo el daño que le hacía a Jungkook en el pasado, a pesar de que fuera la única familia que le quedaba, prefería mantenerlo alejado de el señor Jeon, no se imaginaba como estaría ahora que no dependía de nadie.



No Estoy Loco || T.K.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora