Capítulo 19 | Fraude

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Decirle que no a Dasha era como dirigirse a un objeto inanimado o a un bebé recién nacido; es decir, ya uno sabe de por sí que va a ser ignorado si se trata de tener una conversación con ambos

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Decirle que no a Dasha era como dirigirse a un objeto inanimado o a un bebé recién nacido; es decir, ya uno sabe de por sí que va a ser ignorado si se trata de tener una conversación con ambos. En el caso de la chiquilla, haciéndole honor a su personalidad contumaz, era obvio que iba a omitir mi negativa, pasar de mí y que, de igual manera, se alistaría para acompañarme a las instalaciones del canal.

Bueno, exactamente eso fue lo que hizo.

—Iré de todos modos —declaró sonriente a pesar de que le expresé mi desacuerdo.

Tras pasar por alto mi negativa, hizo un amago de dirigirse hacia su habitación para cambiarse de ropa. Sonreí ideando un plan para no dejar que se saliera con la suya. En cuanto ella pusiera un pie en su habitación, yo aprovecharía para marcharme solo, sin tener que soportar su molesta presencia en todo el camino. Era el plan perfecto y no requería de mayor esfuerzo.

Para hacerle creer que me había hecho a la idea de que fuera conmigo, lancé un suspiro de resignación mientras la veía alejarse. Una vez que se puso de espaldas, sonreí victorioso. El plan estaba consumado.

O eso pensaba.

A menudo solía creer que Dasha era una bruja, no me extrañaría que lo fuera, pero el hecho de que se enterara de mis intenciones de escaparme mientras ella se cambiaba, podría constituir la prueba irrefutable de ello. Era como si me hubiese leído la mente e intuyera mi próximo movimiento. Si creía haber dado un paso, ella había dado dos. Aferrándose a mi brazo, me condujo hasta el interior de su habitación y cerró la puerta con nosotros dos adentro.

Su espalda estaba apoyada en el marco, impidiéndome la salida.

—¿Estás loca? —acusé girándome, viendo que pretendía cambiarse en mi delante—. Abre la puerta ahora mismo.

—Si no hago esto, me vas a dejar.

—Yo no iba a... —me interrumpió al alzar una ceja como prueba de que no me creía nada. De acuerdo, tenía el punto—. Bueno, te prometo que no lo haré.

Esta vez lo decía en serio. Prefería llevarla conmigo a donde quisiera que quedarme encerrado junto a ella en la misma habitación. A estas alturas, y por muy absurdo que sonara, ya sabía que ahí el peligro no era yo, sino ella.

—Es muy tarde para eso, no me tardaré. Pero como conozco tus antecedentes pervertidos, más te vale que esperes en el baño.

—¿A-antecedentes?

Ella no estaba hablando en serio, ¿no?

—Rápido, no tenemos tiempo.

Dicho eso, se acercó a mí y me empujó hasta el baño de su habitación, cerrando la puerta detrás de sí.

—Dasha, te advierto que voy salir —sentencié, una vez que estuve dentro. Después de todo, el seguro se ponía desde el interior y daba la casualidad de que el único encerrado ahí era yo.

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⏰ Last updated: Apr 21 ⏰

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Ella (no) es una señoritaWhere stories live. Discover now